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Las mujeres raramente tienen los mismos dramáticos síntomas que los hombres cuando etán atravesando por un ataque cardíaco.
La siguiente es la historia de cómo vivió esa experiencia una mujer. Ella sólo tenía 30 años de edad cuando esto ocurrió.
Eran las 22.30 hs. La mujer no había estado haciendo ni demasiados ejercicios ni tampoco se encontraba extremadamente estresada. Ella estaba leyendo un libro sentada, con los pies levantados, cuando de pronto sintió como si tuviera alguna clase de indigestión –ella no había comido nada en más de cinco horas anteriores al episodio.
Posteriormente ella sintió como pequeñas presiones que parecían correrle por la columna debajo de sus costillas. Este proceso continuó hasta llegar a su garganta y se extendió por su mandíbula. Fue en ese momento en que ella se dijo a si misma: “D”s querido, creo que estoy teniendo un ataque al corazón”.
Ella bajó los pies que tenía sobre la silla, se paró y entonces se cayó al piso mientras pensaba que probablemente no debería ir caminando hasta llegar al teléfono. Pero por otra parte, si no llamaba al 911, nadie se enteraría de que necesitaba ayuda.
Ella se incorporó apoyándose en los brazos de la silla, caminó lentamente hacia la otra habitación y marcó en el teléfono el 911, diciéndole a la mujer que la atendió que ella pensaba que estaba teniendo un ataque cardíaco. La operadora le dijo que abriera la puerta y que se acostara sobre el piso en algún lugar que fuera visible para quien fuera a asistirla.
Ella hizo lo que le indicaron y entonces perdió la conciencia.
Ella se despertó por un instante cuando llegó al hospital y vio al radiólogo con su traje azul y su gorro, ayudando a los médicos a sacar su camilla de la ambulancia. El le hizo preguntas pero ella no podía contestarlas, y entonces volvió a desmayarse.
Ella no volvió a despertarse hasta después que el cardiólogo y su ayudante habían completado la cirugía del pequeño globo del angiograma de la arteria femoral e introducido dentro de su corazón dos stents que mantenían abierta su arteria coronaria derecha.
Sólo habían pasado cuatro o cinco minutos desde el momento en que ella sintió esa indigestión hasta que llamó a los paramédicos.
El hospital estaba a sólo unos pocos minutos de su casa y su cardiólogo estaba preparado para entrar a la sala de operaciones apenas ella llegara allí.
Su corazón se había detenido en algún momento desde que estaba en su casa hasta su llegada al hospital. Su cardiólogo le había salvado la vida.
Se suele decir que hay muchas más mujeres que hombres que mueren de su primer ataque cardíaco. Ellas a menudo piensan que están teniendo una indigestión, y toman alguna medicación para la misma y se van a la cama esperando sentirse mejor por la mañana al levantarse. Pero ellas nunca más se despiertan.
Por esa razón es que usted debe llamar al 911 si usted siente algo displacentero y fuera de lo normal, y tomar una aspirina. El tiempo es lo esencial. No tema pedir ayuda; es preferible que se trate de una falsa alarma.
No trate de ir sola al hospital manejando su auto. Usted sería un peligro en la calle tanto para usted como para los demás.
No confíe en que es imposible que usted esté teniendo un ataque cardíaco porque usted tiene sus valores de colesterol normales. Las investigaciones descubrieron que un valor elevado de colesterol raramente sea la causa de un ataque cardíaco, a menos que esté acompañado por una desmesuradamente elevada presión arterial.
Los ataques cardíacos son frecuentemente ocasionados por situaciones prolongadas de stress y por inflamaciones en el organismo.
El dolor en la mandíbula puede hacer que usted se despierte de un profundo sueño. Esté alerta. Cuanto más usted sepa, mejores serán sus chances de sobrevivir.
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