La ciudad de Karmiel está ubicada en el distrito norte de Israel en el valle de Beit Hakerem que divide la Alta Galilea de la Baja Galilea, entre Ako y Tzfat, a 35 km de Tiberíades. Fue construida en 1964 por pioneros seculares.
Tiempo atrás, no todos los habitantes del lugar estaban interesados que existiera una Ieshivá allí.
El propio Rabino local tampoco creía que esto fuera posible. Pero hace poco fue fundada una Academia de estudios Rabínicos a cuya inauguración asistió el Rabino Aarón Leib Shteinman (shlit”a).
Opositores a la Torá convocaron para una marcha de protesta, pero ésta fue suspendida debido a la escasa participación de los ciudadanos.
De Sh. Guershuni
Karmiel, que está ubicada al norte de Israel, no forma parte de las primeras y antiguas poblaciones. Fue construida hace cuarenta y ocho años y conocida como lugar habitado por individuos de orientación secular. Sus fundadores y primeros residentes también habían convenido entre ellos que así debería permanecer su estilo de vida.
Pero completamente laica esa urbe no continuó, pues un judío lo es realmente siempre, y aún aquellos que se consideran mundanos, verdaderos seculares, no lo son totalmente. Por ello, hoy en día casi todas las localidades no religiosas (incluyendo Karmiel) poseen una sinagoga y también…un Rabino.
En Karmiel, como en tantos otros ishuvim laicos, se fueron estableciendo personas religiosas silenciosa y lentamente, como así también pobladores que podemos definir como jareidim.
Se entiende que sujetos observantes necesitan un jeider- escuela elemental tradicional y religiosa para niños. Gradualmente la ciudad se posicionó sobre el mapa ortodoxo de Eretz Israel. A cierta cantidad de habitantes el desarrollo de esos acontecimientos no le resultó cercano a sus sentimientos, aunque al principio ellos no reaccionaron en contra.
Esa situación duró mientras los primeros jareidim no intentaron inmiscuirse más en el tema. Distinto fue el panorama cuando el ambiente religioso se volvió más ambicioso demostrando que quería crecer, más aún: enojo y “miedo” trajo aparejada la “noticia” de que el mundo jareidí tiene la osadía de levantar justamente en Karmiel…¡Una Academia de estudios Talmúdicos!
De pronto, en la tranquila ciudad aparecieron odiosos volantes y afiches con difamaciones antirreligiosas: “Hoy están en las casas de los fundadores, pero mañana estarán cerca tuyo”, así titulaban los carteles que advertían contra la intención de establecer una Ieshivá que “contaminaría” a Karmiel…
Obviamente, aquellos que tuvieron la iniciativa de mejorar la educación del pueblo no se asustaron. Menos aún lo hizo el prestigioso Rosh Ieshivá, Gaón Rabi Aarón Leib Shteinman (shlit”a), quien no sólo insufló ánimo, sino que fue quien había determinado erigir allí una sucursal de la Ieshivá “Orjot Torá” que se halla bajo su dirección.
El Rabino local, Rab Abraham Tzvi Margaliot, que pertenece al grupo de los Rabinos pioneros y también director de los institutos “Keren Orá” salió en su apoyo.
Una vez que esta decisión se fortificó, tanto el Rabino Shteinman como los dirigentes que lo acompañaban, no descansaron hasta cumplir su cometido. Y hace ya algunos años que durante la época estival abrieron la Ieshivá llamada “Riná Shel Torá” con una gran celebración en el propio salón de la primera escuela laica de Karmiel.
El Rabino Shteinman asistió personalmente a la apertura de la Academia Talmúdica y allí mismo ofreció la salutación principal.
Los opositores habían convenido el mes anterior en no permitir el inicio de los estudios. El día que precedió a la inauguración resolvieron organizar una protesta en dirección al municipio y hacia el edifico donde funcionaría la nueva institución. Pero no lo lograron. Por lo visto, los habitantes laicos del lugar no se habían asustado por la existencia de una Ieshivá y sólo unos pocos asistieron para reclamar.
En contraposición, se juntó gran cantidad de público de Karmiel para presenciar la inauguración con la asistencia de la ilustre figura del Rabino Shteinman. Más aún: el festejo fue llevado a cabo con un desfile público en las calles de la ciudad en honor a ese Rosh Ieshivá. Cuando su automóvil llegó, fue recibido por los niños del Jeider que cantaban dulces melodías y hacían flamear banderas.
Demás está decir acerca de la alegría que hubo durante la celebración en la sala misma donde se dijo el discurso principal. El Rabino Shteinman afirmó entre otras cosas que “Un gran día es aquél en el cual el lugar que antes había sido un desierto se convierte en un espacio de Torá”. También el discurso del Rabino local resultó muy emotivo, pues él que había sido nombrado cuarenta años atrás para ese cargo, ni siquiera imaginó en esa época que iba a vivir para ver allí el establecimiento de una Ieshivá. “Ahora soy Rabino de un lugar al que ya podemos llamar idishe Shtot- una ciudad judía”.
Por el momento, la Academia de estudios Talmúdicos contará solamente con cuarenta alumnos. Pero esto no es un simple sueño. En los últimos años lo mismo ocurrió a un gran número de ciudades que fueron edificadas como “modernas” poblaciones y se transformaron en sitios prominentes de estudio, fortalezas de Torá.
Al despedirse, el Rabino de Karmiel contó que el supervisor Harav Lapian (z”l) había dicho una vez que cuando el Mashiaj llegue, su primera parada sería en Rejasim- la primera ciudad del norte que posee un centro de Torá. Hoy podemos decirle al Mesías que hay una importante estación anterior en el norte de Eretz Israel y se llama ¡Karmiel!
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Karmiel no es, Baruj Hashem, el único paraje nuevo que ha abierto un espacio de Torá antes de la temporada estival. Podemos indicar también otros nuevos puntos donde antes no existía la Torá.
Se entiende que escribo esta corresponsalía con felicidad. El ishuv de Israel necesita de estos emprendimientos. Y ustedes, queridos lectores, compartan también este regocijo al ver cómo se multiplica la difusión del estudio de nuestras Fuentes.
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