La Voz Judía


La Voz Judía
Empleando el tiempo con inteligencia
Por Rabino Mordejai Weiss*

El destino judío fue parcialmente adquirido a partir del éxodo judío de Egipto.
Con dudas y cuestionamientos, un pueblo que había sido esclavo durante 210 años fue conducido fuera de una tierra donde padecía el encierro, una tierra de la cual era imposible escapar.
Su salvación tenía por objeto crear su propio destino y comenzar su búsqueda dentro de la historia que lo llevaría a convertirse en una nación entre otras naciones. Esto los ubicaría en el centro de todos los acontecimientos del mundo. Serían, por cierto, una nación de la cual toda la historia del mundo dependería de sus movimientos.
Al abandonar Egipto, D”s Todopoderoso dio al pueblo judío un mandamiento: la mitzvá de santificar la luna cuando se pudiera ver. Esta mitzvá hizo que la corte central de leyes de Jerusalem estableciera precisamente cuando fuera vista la luna nueva, y fuera santificada, eso marcaría el comienzo del mes. Esta acción sería en escencia la que definiría al calendario judío y dejaría en manos del pueblo la decisión de cuándo tendría lugar el período de vacaciones durante el año.
Evidentemente, la pregunta que surge es por qué realizar esa mitzvá en nuestro tiempo.
Seguramente había otros mandamientos que debían parecer más importantes y vitales para la supervivencia judía. Como por ejemplo, la mitzvá que prohibe robar; o la que prohibe el adulterio o el asesinato. ¿Cuál es el sentido de esta mitzvá de santificar la luna nueva?
Una vez oi decir citando a Rabi Josef Soloveitchik, de bendita memoria, que cuando los judíos salieron de Egipto después de 200 años de esclavitud, ellos no tenían ni pasado, ni presente ni futuro. Los pueblos que son esclavos nunca sienten que tienen una historia como para que sirva de lección, ni disfrutan del presente, ni tampoco anticipan su futuro con entusiasmo. Para ellos la vida se vuelve una penosa tarea cotidiana dado que ellos hacen rutinariamente las mismas cosas. Ellos nada más sobreviven.
Posiblemente, en el momento más álgido del pueblo judío desde el punto de vista de su autoestima y su misma existencia, D”s Todopoderoso les dio la mitzvá del tiempo. El les dijo que deberían controlar –de un modo limitado- su tiempo. Ellos serían responsables de decidir cuándo comienza el mes y cuándo llegan las vacaciones.
Y el mensaje de D”s para su pueblo fue que el tiempo es demasiado precioso y que debe ser cuidado y atesorado constantemente. Cada minuto de nuestra vida debe ser apreciado y valorizado, dado que tenemos un tiempo limitado para vivir y para atesorarlo.
En escencia, lo que le fue transmitido al pueblo judío fue que sus vidas valían algo, no mientras eran esclavos cuando el tiempo no tenía ningún valor, sino en tanto una nación libre con un pasado ilustre y un presente y un futuro dinámicos.
Al hacer el análisis de la vida, el Talmud hace una observación clarificadora. Si uno vive hasta los 70 años, él o ella deberían tener en cuenta lo siguiente:
Durante el primer año de vida, los años de descubrimientos, uno no está obligado a realizar mitzvot. De hecho, nuestros Sabios no consideran responsable de sus pecados a una persona hasta que esta alcanza los 20 años. De los siguientes 50 años de la vida de una persona, al menos un tercio se desperdicia durmiendo y otro tercio comiendo, y muy frecuentemente se pierde tiempo, por ejemplo, mirando televisión, navegando en la computadora, etc.
Cuando uno piensa en estas cosas, una persona de 70 años de vida puede haber tenido quizás unos 10 años productivos para crecer y tener un impacto positivo sobre su comunidad y sobre el mundo en general. Pero muchos de nosotros perdemos incluso ese tiempo y esos 10 años se convierten practicamente en cero.
Esa es la razón por la cual D”s Todopoderoso, cuando salimos de Egipto, nos dio para darle forma a nuestro destino como pueblo, la mitzvá del tiempo. Esa responsabilidad que se le dio a nuestro pueblo estaba totalmente relacionada con la importancia de emplear el tiempo con inteligencia –para estudiar nuestra sagrada Torá, para amar a nuestra familia, y para ser un ejemplo moral para todas las naciones del mundo.
El tiempo es muy valioso; sin embargo se vuela.
A medida que una persona se vuelve mayor, se da cuenta de cuán preciosos son en este mundo nuestras horas y nuestros minutos.
Y al recordarlo, nosotros debemos esforzarnos por ser mejores y usar nuestro tiempo en este mundo para beneficiar a nuestro pueblo, promoviendo el sagrado destino del pueblo Judío.

*El Rabino Mordejai Weiss es el director de Bess and Paul Sigel Hebrew Academy of Greater Hartford.

 

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