Los empleados del Kotel, armados con palos de madera, removieron semanas atrás los millones de kvitlaj, los papelitos escritos a mano, los faxes, y los impresos de correo electrónico que estaban incrustados entre las antiguas piedras del Muro de los Lamentos, el Kotel Hamaaraví.
La Fundación por la Herencia del Muro Occidental, que brinda ese servicio de limpieza al Muro dos veces al año, antes de Rosh Hashaná y antes de Pesaj – está en verdad considerando en estos momentos realizar una limpieza tri-anual debido al creciente flujo de kvitlaj.
Los “papelitos” eran guardados en depósitos, de acuerdo a la Halajá, donde los trabajadores –bajo la supervisión del rabino del Kotel, Rav Shmuel Rabinovitch- no pudieran leer su contenido.
(foto: epígrafe: Aunque parezca un sacrilegio, los trabajadores deben hacer una limpieza al Kotel quitando los papelitos incrustados entre sus huecos.)
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