Sherit Hapleitá, la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi, y Generaciones de la Shoá conmemoraron el 70º aniversario de la masacre de Jedwadne, población ubicada a 180 kms. de Varsovia.
El 10 de julio de 1941, a tres semanas del inicio de la Operación Barbarroja, la invasión del ejercito nazi a los territorios polacos que habían quedado en poder de la Unión Soviética como resultado del tratado firmado entre Alemania y la URSS días antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, los habitantes polacos cristianos de Jedwadne persiguieron, atacaron, mataron a sus vecinos judíos y a los sobrevivientes los encerraron en un granero al que prendieron fuego para ocasionarles la muerte. En esa masacre se calcula que perecieron algo más de 1.300 judíos.
Durante décadas se atribuyó esa masacre a los nazis, hasta que el profesor Jan Gross demostró que fueron los propios polacos quienes cometieron la masacre, posiblemente con la complacencia de los nazis. Gross, un sociólogo e investigador de origen judío-polaco, profesor de historia en la universidad de Princeton, publicó lo que había investigado (testimonios de sobrevivientes y los archivos de dos juicios celebrados por las autoridades comunistas en 1949 y 1953 donde casi no hubo condenados, reconstruyó la matanza de Jedwabne y lo publicó en el libro “Vecinos, El exterminio de la comunidad judía de Jedwabne”, generando un amplio debate en Polonia respecto a la actuación de su ciudadanía durante el nazismo.
Al conmemorarse el 60 aniversario de la masacre, el 10 de julio de 2001, el presidente de Polonia, Aleksander Kwansiewski pidió perdón públicamente a las víctimas y sus familiares en nombre del pueblo polaco.
La conmemoración organizada por Sherit Hapleita y Generaciones de la Shoá fue presidida por las máximas autoridades de ambas instituciones: José Moskovitz y León Grzmot, presidente honorario y presidente, respectivamente de Sherit Hapleita y Diana Wang presidenta de Generaciones de la Shoá.
Está última al describir lo ocurrido afirmó “La idea de que tus propios vecinos, con los que fuiste a la escuela, con los que te cruzas habitualmente en la calle, con los que compartís las alegrías e infortunios cotidianos en un pueblo pobre y pequeño, que esas mismas personas sean tus atacantes, te miren con odio, te quieran matar. La sola idea de algo así subvierte lo que uno vive como humano, lo que uno cree posible y nos dejasen un piso firme bajo nuestros pies”; para luego afirmar “Respecto de Jedwabne, la memoria de los polacos aún está viva. Cuando se conmemoró el 70º aniversario con la participación, por primera vez de un obispo, el actual presidente, Bronislaw Komorowski, envió una carta en la que pedía ‘una vez más perdón’. Pero el alcalde no estuvo presente, el anterior, quién pretendió revisar la pasada complicidad polaca en la masacre, fue amenazado por los vecinos y tuvo que renunciar”.
Diana Wang finalizó sus palabras diciendo “Aún queda mucho por trabajar. Aún queda mucho por revisar, estudiar y aprender. Las sociedades humanas parecen no saber convivir armónicamente y hemos sido impotentes en modificarlo. Tal vez no se pueda, tal vez nuestro propósito de honrar la memoria, al mantener vivos los sucesos, al intentar comprender sus implicancias y enseñar sobre eso, tal vez precise mucho más tiempo que el que nuestra vida nos permite. Ojala que este mundo que estamos construyendo sea un sitio más amable para nuestros nietos y bisnietos, y que lo vean”.
A continuación, Bernardo Olsewicz, sobreviviente de la masacre de Jedwabne que vive en Argentina, brindó su testimonio sobre lo ocurrido y como él - junto con su padres y dos hermanos pudo salvarse - escapándose en la madrugada del 10 de julio de 1941 pues los polacos a viva voz anunciaban que ese día atacarían a los judíos.
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