Al final de la segunda guerra mundial, se le preguntó a Winston Churchill si a él le preocupaba cómo los historiadores iban a ver su rol en la guerra. Él contestó que no le preocupaba en absoluto, alegando que “la historia tendrá que ser buena conmigo, pues yo la escribiré”. Finalmente, las palabras de Churchill se hicieron realidad; su historia de la segunda guerra mundial se convirtió en uno de los libros más populares sobre ese tema.
El intento de moldear e influenciar los eventos es parte de la historia humana. Todos nosotros queremos ser jugadores en el juego de la vida. Pero, a pesar de que podemos influenciar sobre los eventos, no podemos controlar su resultado final. Finalmente, todo está en manos del Creador.
Un pensamiento central de la parashá de esta semana, es la prohibición de la idolatría. Los judíos tienen absolutamente prohibido adorar ídolos e incluso hacer imágenes grabadas. Ellos no pueden casarse con las naciones vecinas para no llegar a asimilarse a sus caminos idólatras. No sólo tienen prohibido hacer imágenes de otros dioses, sino también hacer una imagen que represente simbólicamente a D’os. Esto es tan estricto que el judío debe dar la vida antes de participar en la idolatría.
¿Por qué es la idolatría una transgresión tan severa? Algunos comentaristas ven a la estrictez de la Torá respecto de no hacer una imagen grabada como una ley preventiva, para evitar la posibilidad de que las personas equivocadamente lleguen a adorar esta imagen como si fuera D’os. El Ibn Ezra nota que nuestra relación con el Creador es directa - sin intermediarios. El uso de una imagen - incluso como un mero símbolo que represente lo Divino - constituiría un intermediario y esto está prohibido.
Los comentaristas dan otra razón para esta prohibición bíblica: es una perversión del orden metafísico. El judaísmo enseña que debemos subordinar nuestra voluntad a la voluntad de D’os. La naturaleza de la idolatría pagana es justo lo opuesto. Es un intento de influenciar y finalmente controlar fuerzas espirituales. La tradición judía dice que nuestro propósito en este mundo es alcanzar un crecimiento moral por medio de emular el comportamiento de D’os - no influenciar fuerzas espirituales para que nos ayuden a satisfacer nuestros deseos egoístas.
En otras palabras: la idolatría es errónea porque es falsa! Una imagen grabada es un objeto inanimado incapaz de lograr algo. No hay nada “real” detrás de una piedra o una madera. Compara esto al Creador que responde a las necesidades de uno y tiene las llaves para todo éxito y fracaso. Dice el Talmud: “El sello de D’os es la verdad”.
Similarmente, la historia revisionista es una visión errónea. Nosotros no podemos escaparnos de la “realidad” con el trazo de un lápiz. Así también con el Creador del universo. No debemos moldear a D’os en nuestra propia imagen, sino que debemos moldearnos a nosotros mismos a imagen de D’os.
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