Vaya despacio para tener una larga vida
Nuevas investigaciones han descubierto que la gente pierde un promedio de 20 minutos en su expectativa de vida por cada hora que pasa dentro de su auto debido al incremento de riesgos de accidentes fatales. Estadísticamente, se estima que bajar la velocidad de marcha puede eliminar millones de choques por año y ahorrar muchos billones en arreglos por choques. Entre las medidas recomendadas para reducir la velocidad se incluyen foto-radares, lentificadores de velocidad y control de velocidad máxima. Las pequeñas reducciones en la velocidad así como las leyes de tránsito que puedan incidir en las conductas de los conductores, pueden producir um considerable impacto. No se recomiendan las reducciones significativas de la velocidad ya que podrían aumentar la duración de los viajes.
Aumentan casos de miopía
Las tasas de miopía y de dificultades de la visión lejana, se están elevando significativamente en todo el mundo, según una nueva investigación. El cambio puede deberse a un aumento en el tiempo de trabajo que pasamos encerrados frente a una computadora y a una disminución del tiempo que pasamos al aire libre.
Los promedios de miopía en personas entre los 12 y los 54 años aumentaron de un 25% a un 41.6% en los últimos 30 años. El estudio revela la necesidad de futuras investigaciones en lo que hace a las causas de la miopía y a los factores que podrían evitarla. La miopía generalmente afecta a los niños y puede empeorar progresivamente hasta la adultez temprana. Los factores hereditarios y ambientales contribuyen al desarrollo de dicha condición, y las actividades laborales que exigen largos períodos de encierro, pueden cambiar la agudeza visual. Estar al aire libre, donde hay más luz y donde uno mira objetos más distantes, ayuda al descanso de la vista. Los investigadores que han publicado el informe en los Archivos de Oftalmología, destacan que aunque la miopía puede ser tratada con anteojos o lentes de contacto, ella aumenta el riesgo de enfermedades como el glaucoma y la ceguera.
El vino tinto reduce el riesgo de conmoción cerebral
Tomar uno o dos tragos de alcohol, tres o cuatro veces por semana, parece ayudar a protegerse contra la conmoción cerebral. Investigadores que publican en los Anales de Medicina Interna descubrieron que esas personas tenían un tercio menos de probabilidades de sufrir de un ataque cerebral que los que no bebían en absoluto. Aparentemente, el vino tinto era más protector que la cerveza o cualquier otra clase de licor. Consumir tres o cuatro tragos por día aumentaba el riesgo de ataque. Otra investigación descubrió que se reducían las posibilidades de conmoción cerebral en las mujeres que bebían un vaso de vino tinto de vez en cuando durante la semana. Los científicos identificaron sustancias que se encuentran en las uvas de color rojo oscuro que parecen inhibir el desarrollo de coágulos relacionados con la conmoción y que ayudan a proteger las células nerviosas de los daños que ocasiona dicho ataque.
Los ejercicios tales como correr, nadar o jugar al tenis, tienen un efecto reductor de dichos ataques en hombres mayores pero no así en mujeres, de acuerdo a una investigación publicada en la revista de Neurología.
Su dosis diaria de vitamina K
Las mujeres que consumen grandes cantidades de vitamina K tienen un 30% menos de riesgos de quebrarse una cadera que las mujeres que consumen poca cantidad. Sin embargo, sólo el 50% de la gente consume suficiente cantidad de K en sus dietas.
La vitamina K es una vitamina que disuelve grasas y ayuda a formar cuatro de las 13 proteínas que se necesitan para la coagulación sanguínea. También cumple una función en el desarrollo óseo, vinculándose sus bajos niveles con una baja densidad ósea. La vitamina K sintética que se encuentra en ciertos suplementos vitamínicos puede resultar tóxica si se ingiere en grandes cantidades, por lo cual se recomienda obtenerla solamente de los alimentos. Las mejores fuentes de vitamina K son las verduras de hoja tales como la espinaca, la acelga, el repollo, el brócoli, los repollitos Brusela, la lechuga, los espárragos y las chauchas. También se encuentra en lentejas, arvejas, y en la leche y el aceite de soja.
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