arduo viaje, llegó a la Tierra Sagrada, y escribió una serie de cartas que describen las penosas condiciones que encontró allí.
Los judíos habían sido expulsados de Ierushalaim y, a su pesar, no había quedado siquiera un minián de diez hombres. Organizó para que se traiga un Sefer Torá de Shjem, y pronto, el Ramba”n logró iniciar un minián en la que fue la primera sinagoga de la ciudad, después de muchos años de devastación (esta sinagoga estuvo en uso hasta que los jordanos ocuparon la ciudad antigua de Ierushalaim en 1948, y fue restaurada cuando Israel la recuperó en 1967). De ahí en más, siempre han existido sinagogas en la Ciudad Santa, sin interrupciones.
El Ramba”n vivió solamente tres años en Eretz Israel, pero fueron años fructíferos.
Puso los cimientos sobre los que las futuras generaciones lograron reconstruir su vida espiritual en Ierushalaim.
En su disertación de Rosh haShaná que habla de las leyes de escuchar el Shofar, instó a los presentes a ser extremadamente cuidadosos en sus actos, puesto que al habitar en la Tierra de Israel eran considerados como esclavos que sirven en el Palacio del Rey (D”s). Con emotivas palabras, expresó su amor por Eretz Israel y su deseo de ser enterrado en ese suelo sagrado “y esto (la importancia de vivir en Eretz Israel) es lo que me alejó de mi tierra y me transportó de mi lugar, abandoné mi casa, deserté mi ámbito, tornándome tal un cuervo con mis hijos y cruel con mis hijas, pues quise volver a la falda de mi madre...”.
Además de su sinagoga, Ramba”n instituyó una Ieshivá en Acre en donde se asentó en forma fija, atrayendo a muchos alumnos de países vecinos, y desde donde se mantuvo en contacto con su familia.
Nadie sabe exactamente cuándo o dónde falleció el Ramba”n, pero hay una asombrosa historia relacionada con su fallecimiento. En el día en el que el Ramba”n abandonó España, sus discípulos le preguntaron cómo sabrían la hora de su defunción. Y él respondió: “En el día que muera, una grieta aparecerá en la piedra sobre la tumba de mi madre. Esta será una señal de que me he ido de este mundo. Cuatro años después, un alumno del Ramba”n encontró que la piedra se había agrietado.
Dijo el Riv”á acerca del Ramba”n: “Todas sus palabras son como chispas de fuego, y las comunidades de Castilla se apoyan en sus decisiones halájicas tal como si fueran entregadas por D”s directamente a Moshé”.
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