¡Parece mentira, ya llega Shavuot!.
Otra vez lo mismo, todos los años igual. Siempre quiero llegar a la fiesta de Shavuot preparada, pero cuando me doy cuenta, ya llego.
Pero pienso, faltan unos días, algo se puede hacer todavía.
¿Reflexionaron que quiere decir Shavuot? ¿Adonde es que queremos llegar?.
Me parece que vale la pena tomarse uno minutos y meditar al respecto.
¿Es que acaso puede ser que tan solo estemos recordando un hecho histórico que sucedió hace tres mil trescientos diecinueve años?
El judaísmo no se quedó en el pasado a pesar de que sabemos que un pueblo sin pasado no tiene futuro. Todos sabemos que un pueblo que vive sin progresar esta destinado a desaparecer. Pero por otro lado si no se le mira y se aprende de el, ¿cómo podemos seguir para adelante, cómo podemos adquirir esa experiencia que nos ayuda a crecer?
Di-s nos dio la oportunidad de que nosotros mismos hagamos la historia, pero siempre aprendiendo de nuestra rica tradición.
Shavuot se conoce también como Jag ha bikurim, la fiesta de las primicias, en que todas las frutas nuevas de la tierra de Israel que fueron recolectadas, son traídas a Jerusalem como ofrenda. Todos saben que para poder llegar a cosechar los frutos hay que trabajar duramente durante todo el año, lo mismo pasa con nuestro trabajo espiritual, para poder sentir nuestro crecimiento y logros espirituales de fe y apego al Creador, debemos trabajar constantemente sobre nosotros mismos.
En Shavuot, año a año, renovamos el pacto con Di-s, El nos elige nuevamente como Su pueblo, y nosotros Le renovamos nuestra aceptación y nuestro amor incondicional. Este es el momento oportuno para que nos sinceremos con nosotros mismos, y recapacitemos sobre nuestro apego a Di-s, sobre cómo mejorar nuestra relación con El, que podemos hacer para estar seguros de que estamos haciendo su voluntad, y lo que es mas importante, para sentir Su voluntad como la propia.
Todo lo que existe en este mundo, no tendría ningún sentido, si no fuera por lo que aconteció ese primer Shavuot: Di-s nos reveló su más preciado tesoro, su Torá, como un padre que le da consejos a su hijo, para que pueda vivir una vida mas significativa y con menos tropiezos. Solo lo hace por el gran amor que siente por su hijo, porque sabe que de no guiarlo en sus primeros pasos, la caída será inevitable.
En Shavuot reconocemos que no existe mejor camino que el trazado por “Papá”, y que nadie en el mundo nos podría querer mas. Y aunque aveces nos portamos un poquito mal, y nos merecemos un buen “chirlo”, cuando comenzamos a llorar, nos abraza, con ese abrazo que solo un padre puede dar a su hijo.
Para prepararnos para este día tan especial, tenemos que pensar seriamente en como podemos mejorar nuestra conducta, nuestro trato con los demás, nuestra relación con el Creador, nuestro compromiso a nuestro pueblo, nuestro apego a la Torá. Debemos tomar conciencia que como en aquella época, la decisión es nuestra. Proclamemos nuevamente el “Naasé ve nishmá”-haremos y escucharemos, que nuestros padres proclamaron por primera vez en el desierto cuando iban a recibir las “Lujot ha brit” las tablas del pacto, de la ley que Di-s les entregó de manos de Moshe nuestro maestro .
No perdamos la oportunidad, otro Shavuot se acerca. Aprovechemos esta hora para unirnos mas con Di-s, para expresarle todo nuestro amor.
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