Albert Cameo, de 70 años de edad, líder de lo que resta de la comunidad judía de Siria, está organizando la restauración de una sinagoga llamada Al-Raqui, que se encuentra en el antiguo barrio judío de Damasco y que fuera construida durante el Imperio Otomano, hace 400 años atrás.
El proyecto, que comenzó en Diciembre de 2010, sería completado en estos días como parte de un plan de restauración de 10 sinagogas que contaría con el respaldo del presidente de Siria, Bashar al-Assad, y estaría subvencionado por judíos de Siria.
“Assad considera la reconstrucción de la judeidad de Damasco en el contexto de la preservación del secularismo de Siria”, declaró Josh Landis, Director del Centro de Estudios de Medio Oriente de la Universidad de Oklahoma, en Norman. “Esto ha sido bienvenido por la comunidad judía de los EE.UU.”, agregó.
“Para Siria existe una clara dicotomía entre el conflicto árabe-israelí, por una parte, y el orgullo que siente por su herencia de diversidad cultural, por la otra”, dijo Imad Moustafá, el embajador de Siria en Washington.
La comunidad judía siria más numerosa, estimada en 75.000 personas, vive en Brooklyn, Nueva York, y en Nueva Jersey. La emigración data de 1908, durante la Revolución de los Jóvenes Turcos, cuando los judíos temieron que sus hijos fueran incorporados al ejército turco otomano.
Los judíos de Siria, que eran de unos 30.000 en el año 1947, residían en las ciudades de Alepo, Damasco y Qamishli. La mayor huida de los judíos de Siria se produjo luego de la creación del estado de Israel, en 1948, cuando estallaron las manifestaciones en Alepo. El resto de quienes permanecieron allí recibieron un permiso para salir de Siria en 1990.
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