En un reportaje que le fuera realizado por Shaá Tová, el nuevo diputado de la Knesset Yisroel Eichler, quien ocupa el cargo que le perteneciera a Meir Porush, como parte de un acuerdo de rotación de cargos, dijo lo siguiente:
“Los seculares no tienen que tener temor por el hecho de que los ortodoxos se estén multiplicando demográficamente. Ellos pueden confiar en que como estamos tan fragmentados, nunca nos haremos cargo del Estado hasta que el Mashiaj llegue. Si un grupo pudiera conseguir algo, el otro no se lo permitiría.
Otra de las razones por las cuales los seculares pueden quedarse tranquilos es porque son tantos los religiosos que están abandonando el Ydishkeit que superan a los que siguen ligados. Ellos pueden confiar en que Internet está haciendo el trabajo por ellos.
Nosotros estamos viviendo momentos interesantes. Por una parte, el odio contra los jaredim está aumentando, y por la otra, un gran espectro de personas se están volviendo más religiosas y nos aprecia.
Yo estuve en una conferencia donde ellos se quejaban de que Yerushalaim cada vez pertenecía menos a manos judías. Yo les dije, si esto es así, entonces cada mujer que da a luz a un niño debería conseguir un ramo de flores de parte del gobierno en lugar de tratar a esos niños como si fueran una carga.
El Rabino Aharon Katzenellbogen dijo que si nosotros dejamos de gritar “Shabos” en la calle Yaffo, vamos a tener que empezar a gritar “Shabos” en Meah Shearim.
Israel no es un pais normal. Si lo fuera, las cosas deberían decidirse en la Knesset. Pero los que verdaderamente gobiernan aquí no son los que están en la Knesset sino en las Cortes. Sin embargo, el trabajo de la Knesset es importante. Yo participé en un encuentro del Comité Económico donde se discutía una ley que en apariencia no parecía ser importante – que una línea aérea que se atrasa en los horarios debería compensar a sus viajeros pagándoles un hotel, teléfono, etc. Pero resultó que esta ley podía haber forzado a El Al a viajar en Shabat con el objeto de evitar tener que pagar grandes multas. Yo pude estipular condiciones que permitieron a El Al cuidar el Shabat.
Si Netanyahu quiere que los jaredim trabajen, entonces hagamos que elimine los obstáculos. Yo le puedo traer a miles de jaredim para que trabajen. El problema es que ellos ponen obstáculos para que nos mantengamos afuera. Una niña del seminario que aprendió lo mismo que una estudiante de secundario, no consigue trabajo y si lo hace, se le paga la tercera parte del sueldo que un secular gana debido a que se considera que carece de “grado académico”.
Nosotros estamos en la coalición, pero nuestra influencia es mínima. No tenemos influencia sobre los temas más críticos, tales como las prejuiciosas inspecciones que se realizaron en kolleli, y en ieshivot, ni para prevenir las numerosas medidas llevadas a cabo en contra nuestra. Cuando uno mira las escandalosas inspecciones realizadas en kollelim, uno no puede más que preguntar, “Esperen un momento, ¿cuándo en la vida hicieron una inspección en las universidades para saber si los estudiantes concurrían o no a clase y cada cuánto iban? ¿Cuándo en su vida controlaron a las 100.000 madres solteras, de las cuales a menudo se descubre que son falsas madres? Y con nosotros, ellos saltan como endemoniados si descubren que uno tiene un Subaru.
Lieberman no es un anti-religioso; él tan sólo tiene a su propio “Arthur Finkelstein” que le susurra al oido que es lo que tiene que hacer, y él lo cumple al pie de la letra.
Ustedes conocen algún otro país que en el momento que una persona entra a la Knesset se empieza a elaborar un archivo policial sobre él y lo tienen bajo sospecha durante 10 años? Ellos inventaron esa estratagema con Arie Deri y los jaredim, pero ahora el golem se ha vuelto contra su creador y le está pasando a todos los políticos, particularmente a aquél que no le cae bien a la Corte Suprema.
Las Cortes se han apropiado de nuestras propias vidas. ¿Quieren un ejemplo? El Ministerio de Educación solía tener un abogado general y dos ayudantes. Actualmente tiene 26”.
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