Ajashverosh, un gobernante tiránico, había firmado, sellado y enviado el decreto para aniquilar a toda la población judía de las 127 provincias de su vasto imperio.
No parecía haber ni una pizca de esperanza. Los judíos no podían comprender desde su lógica por qué razón pendía sobre sus cabezas ese terrible decreto.
Haman los había acusado de adherir a sus propias leyes y a seguir su propio modelo de vida. Pero, si estaba en lo correcto, por esa misma razón ellos no tenían por qué ser expuestos a un peligro mortal como ese en la medida en que la Torá es Torat-jaim, una ley de vida y un modo de vivir, no de morir.
Sin embargo, durante todo el año en que el decreto estuvo vigente, los judíos permanecieron ligados a su fe y a su lealtad a D”s. No había más que un camino para escapar de una muerte segura, como cuentan nuestros Sabios, y ese era precisamente el opuesto: abandonar su modo de vida y mezclarse con la población no judía. Pero nigún judío ni judía eligió esa solución aparentemente “lógica”.
En Purim hay cuatro mitzvot que cumplir:
Escuchar la Meguilá. Para revivir los maravillosos hechos de Purim, nosotros escuchamos dos veces la lectura de la Meguilá –la historia de Esther. Una vez al terminar los servicios, el día 19 de marzo, y nuevamente al día siguiente, el 20 de marzo.
La comida de Purim. Así como en otras festividades, nosotros celebramos Purim con una comida festiva especial cuando la familia y los amigos se reúnen para disfrutar en común del espíritu de Purim.
Enviamos regalos a nuestros amigos. El milagro de Purim fue alcanzado, en parte, gracias a la amistad y a la unidad del pueblo judío. Esto se conmemora a través de enviar regalos de comida a los amigos y familiares
Damos caridad a los pobres.
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