El 26 de enero, el Gobierno Nacional organizó el acto por el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto con un acto efectuado en el Salón Leopoldo Marechal del Palacio Sarmiento, sede del ministerio de Educación de la Nación.
Estuvieron presentes los ministros Héctor Timerman, de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; Julio Alak, de de Justicia y Derechos Humanos; Arturo Puricelli, de Defensa; y Alberto Sileoni de Educación.
También asistieron miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país, entre los que se destacaba la embajadora de los Estados Unidos, Vilma Martínez; directivos de la AMIA y de la DAIA; sobrevivientes de la Shoá, entre ellos José Moskovits, presidente Honorario de Sherit Hapleita; el presidente del Museo de la Shoá, Mario Feferbaum y dirigentes de las instituciones comunitarias.
Durante el acto brindó su testimonio el presidente de Sherit Hapleit, León Grzmot, e hicieron uso de la palabra la licenciada Mara Brawer, Subsecretaria de Equidad y Calidad Educativa, de ministerio de Educación de la Nación; el doctor David Smith, director del Centro de Información de las Naciones Unidas en Buenos Aires; el ministro Julio Alak; el presidente de la DAIA, Aldo Donzis; y el ministro Alberto Sileoni.
La licenciada Brawer sostuvo que quienes murieron en los campos de concentración y a los sobrevivientes afirmó “Nos dejaron importantes enseñanzas, por que allí cuando el horror parecía inevitable, en las peores condiciones hubo hombres y mujeres que resistieron. Que resistieron rezando en la clandestinidad, componiendo melodías, pintando, educando”. Por eso el ministerio de Educación, en esta conmemoración decidió, presentar diferentes obras artísticas, por eso la muestra llamada ‘Negra leche del amanecer. Retratos en lápiz de sobrevivientes de la Shoá’ de la artista plástica Eugenia Bekeris, a la que agradecemos que haya puesto su obra al servicio de esta conmemoración”.
Luego que el doctor David Smith diera lectura al mensaje que para esta conmemoración efectuó el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se prendió un candelabro de seis luminarias como recordación a los 6.000.000 de judíos asesinados por el nazismo, momento que utilizó la sobreviviente Eugenia Unger para improvisar un emotivo mensaje referido tanto a los sufrimientos que sufrió durante la Shoá como también luego que finalizara la Segunda Guerra Mundial.
El ministro Alak se refirió al sentido del acto diciendo “Representa un honor y un vital compromiso con la verdad y la justicia estar en este nuevo Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, llamado a guardar en la memoria colectiva el día de 1945 en el que el ejército soviético libero el campo de concentración y exterminio de Auschwitz- Birkenau, símbolo trágico de la maquinaria fatal montada por el régimen nazi. Esta ocasión, decididamente simbólica establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre del 2005, encarna sin duda un eficaz instrumento para mantener viva la memoria sobre el mayor genocidio de la historia de la humanidad”.
El presidente de la DAIA, Aldo Donzis, por su parte expresó “Una vez más nos encontramos reunidos para evocar y rendir tributo a los mártires de la Shoá, convocados por el gobierno nacional y las organizaciones de la sociedad civil que integramos el Capítulo Argentino de la Task Force Internacional para la Educación, la Conmemoración y la Investigación del Holocausto. Honramos la memoria de las víctimas, del millón y medio de niños judíos masacrados por su sola condición de tales. Portamos una herida abierta en la historia de nuestro pueblo y en nuestras historias personales, que nunca cicatrizará, que el tiempo jamás borrará. La memoria no puede ser una contemplación pasiva de la historia, por el contrario, debe constituir una exploración rigurosa, minuciosa, con un compromiso militante con la verdad, con nuestra propia identidad. La Shoá tiene características que le confieren una singularidad sin precedentes en la historia de la humanidad. En un Estado moderno y culto, en el centro de un continente civilizado, se adoptó la decisión, basada en una ideología criminal, de perseguir y capturar, registrar, marcar como ganado, aislar de su entorno, despojar de todas sus pertenencias y bienes, humillar, degradar en condiciones infrahumanas, transportar y asesinar a todos y cada uno de los integrantes de un grupo étnico, definidos como tales no por ellos mismos sino por los perpetradores, no tan solo en el país donde surgió el monstruo, no sólo en el continente que el monstruo quiso dominar inicialmente, pero en última instancia, en cada rincón de la tierra. El sólo hecho de haber nacido constituía una condena a muerte. Ello no había ocurrido nunca, en ningún lugar del mundo”.
Donzis también señalo que “La Shoá fue la culminación siniestra, previamente inconcebible, de siglos de antisemitismo, de pogroms, de la judeofobia que creció como un tumor maligno ante la generalizada indiferencia o la activa complicidad de muchos” debido a lo cual “Debemos alertar sobre todo intento de trivializar la Shoá, de equipararla a otras tragedias y crímenes, desnaturalizando su esencia, su singularidad, mediante el uso de términos y calificativos indisolublemente ligados al exterminio de seis millones de judíos, utilizándolos para comparar lo incomparable. Rechazamos con toda firmeza, así lo hemos señalado públicamente y lo haremos en cada caso que se produzca, la banalización del genocidio del pueblo judío que lamentablemente se ha reiterado recientemente en nuestro país. Ello es intolerable y no admite justificativos. Nadie puede permanecer indiferente ante hechos de mucha mayor gravedad, perpetrados por quienes justifican, niegan o relativizan el exterminio, agraviando a las víctimas y a los sobreviviente”; y también resaltar que “Los negacionistas no son antisemitas porque niegan la Shoá, niegan la Shoá porque son profundamente antisemitas y aspiran a perpetrar un nuevo exterminio”.
El ministro Sileoni, por su parte sostuvo “Esta es una conmemoración necesaria para todos. Para los cuarenta millones de argentinos y para los miles y millones de seres humanos, porque es un dolor de toda la humanidad, no sólo de la comunidad judía. Y si hay un sitio donde esto hay que recordarlo, más allá de la mesa familiar, es en las aulas (…) Ese es nuestro compromiso en relación con este tema, que nosotros no lo tenemos embalsamado en el pasado. Nosotros creemos que ese dolor profundo e inconmensurable del Holocausto, La Shoá y de otros genocidios hay que relacionarlos con el presente, hay que potenciarlo con las historias propias de cada uno de los países”, para culminar sosteniendo “Algunos dicen que la escuela debe enseñar los saberes disciplinarios como lengua, matemática, nosotros pensamos que es esencial incorporar la enseñanza en valores. Creemos que el mejor homenaje a las victimas del Holocausto es educar para el respeto y amor a la vida”.
El hecho de que el ministro de de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Héctor Timerman, el primer judío que ocupa ese cargo, no hiciera uso de la palabra durante el acto que estamos comentando, llamó la atención a gran parte de la concurrencia.
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