Tal como lo anticipáramos en nuestro comentario anterior, publicado hace dos semanas, los factores ideológicos y las agrupaciones electorales que no integran el Frente Unido Religioso comenzaron a establecer acuerdos entre ellos.
Comenzaron los comunicados
El primero que fue confirmado ha sido el establecido entre Avodá y AMIA es de todos, denominado Frente Unido Comunitario, que primero fue anunciado vía mail por José Scaliter, actual vicepresidente segundo de la AMIA, y que hace un par de días difundió un comunicado haciendo conocer sus propuestas programáticas.
Likud de Argentina, el Movimiento Sionista Independiente, Meretz, Plural JAI y el Movimiento Sionista Apartidario, si bien no han conformado todavía un frente electoral, se unieron para emitir otro comunicado indicando que “lamentaban” el acuerdo entre Avodá y AMIA es de todos, pues interrumpieron las conversaciones que estaban manteniendo. Es interesante remarcar que consideran al acuerdo “como individualista” y lo consideran “una intencionalidad de favorecer la continuidad de la actual conducción la AMIA”.
A continuación se conoció otro comunicado, en este caso del Likud de Argentina, firmado por su presidente Arnoldo Szwarcberg, aclarando, entre otras cosas que “El Likud Argentina no está ‘en contra’, de la Representación Ortodoxa que conduce actualmente la Kehila”.
Este último comunicado es muy relevante, pues al decir que “no esta en contra” confirma que integrantes de la comunidad se visualiza a los factores ideológicos y las listas que “no integran el Bloque Unido Religioso” como contrarios al mismo, es decir anti ortodoxo”
Independientemente a las “bases programáticas” difundidas por AMIA es de todos y Avodá, lo importante es como “verán” los asociados de la AMIA a las listas electorales que se opongan al movimiento que el 13 de abril de 2008 se convirtió en primera minoría y que con el apoyo de Amia es de todos logró que sus dirigentes alcanzaran los cargos de máxima responsabilidad de la AMIA, excepto la secretaría general.
Un poco de historia
Desde mediados del siglo pasado, participaron en las elecciones de la AMIA listas electorales identificadas con una visión raigal del judaísmo (ortodoxas). Este hecho no fue motivo de un enfrentamiento entre ese sector de la comunidad y aquellos que tenían, y tienen, una forma de vida judía alejada de la observancia de la Torá.
En esas largas décadas se produjeron innumerable situaciones álgidas, en las que los representantes ortodoxos discutían con los de los factores ideológicos sionistas y con los y de otros movimientos que integraban la conducción de AMIA y no eran raigales.
Pero jamás los miembros de la comunidad, por lo menos a los que les interesa la interna de la AMIA, percibieron la existencia de una polarización: ortodoxos versus anti ortodoxos o viceversa.
¿Qué pasó?
Evidentemente algo pasó en estos últimos tres años para que en diversos ámbitos se perciba la interna comunitaria como un enfrentamiento entre “ortodoxos y anti ortodoxos”, y que tuvo una virulenta exposición la noche en que Guillermo Borges asumió como presidente de la AMIA.
Para poder llegar a una respuesta correcta, o por lo menos a varias de las existentes se debe comprender que las modificaciones a una situación cualquiera no se implementan no bien son decididas sino que tienen un tiempo de adecuación.
En el caso que estamos analizando, lo que a nuestro entender ocurrió es que quienes se opusieron en forma virulenta a la asunción de Borger se dieron cuenta que tenían que esperar a que la “ortodoxia” gobernara la AMIA y a partir de los errores que cometería se la pudiera criticar.
También que los miembros de la comunidad, si bien no son en su mayoría raigales, consideraron que lo que ocurre en la AMIA no los afecta en su vida diaria y por lo tanto apagada la agitación anti ortodoxa de fines de mayo del 2008, dejó de preocuparse.
Por otro lado si se analizan con detenimiento los news leters de Plural JAI se notará que su postura no es precisamente pro ortodoxa sino que sostiene posturas completamente contrarias a la Halajá, por ejemplo la aceptación de las conversiones al judaísmo que realizan los rabbys liberales, sean conservadores o reformistas o reconocer que una mujer puede ser “rabina”.
Respecto a Amia es de todos, además de haber tenido en sus orígenes como fundador y referente indiscutido al Rabbi Sergio Bergman, acepta la realización de actividades en Shabat y Jaguim, aceptan como judíos a quienes halágicamente no lo son.
Si bien estos hechos no los convierte en “anti ortodoxos”, es fácil identificarlos como tales si quien lo hace tiene la intención de hacerlo.
Lo que pasó es que por necesidad o por triunfalismo, los referentes del Bloque Unido Religioso en lugar de buscar limar las diferencias las exacerbaron cuando afirmaron, sin necesidad de hacerlo, que “el próximo presidente será ortodoxo”, o que tienen asegurados cinco mil votos pues los socios raigales de AMIA tendrán otra alternativo que votarlos a ellos.
Pero también, que ante el hecho que las nefastas prevenciones que se escucharon en mayo de 2008 no se cumplieron, es necesario movilizar a los asociados para que concurran a votar.
Es por eso que tanto a unos como a otros la existencia de esta polarización: anti ortodoxos versus ortodoxos, piensan ya que consideran que es un aliciente para generar que los asociados identificados tanto con la ortodoxia como con el resto de los factores ideológicos y agrupaciones electoras, concurran a votar.
Esta polarización, que puede no ser real, la visualiza el “judío de la calle” y es el resultado de acciones concretas que así son interpretadas, pues la intención – por más que no se reconozca – es sacar una pequeña ventaja al contrincante de hoy.
Para quien esto es negativo o positivo, intentaremos analizarlo en una próximo comentario.
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