La tradición de sumergir manzanas en la miel como un símbolo de nuestros deseos de tener un nuevo año dulce, es algo que comparten todos los judíos del mundo.
Una mirada más profunda en las cualidades biológicas y medicinales de la miel pueden revelar por qué –además del gusto por las cosas dulces que tienen en todo el mundo- se ha elegido específicamente a la miel como un símbolo para tener un año bueno y dulce.
La miel ha sido utilizada desde la antigüedad como alimento y también como medicina. En la actualidad se le reconocen a la miel propiedades antisépticas, antibacterianas, antivirales, antifungísticas, antioxidantes y purificadoras. Algunas investigaciones han demostrado que la miel refuerza el sistema inmunológico y que ingerir diariamente una dosis de la misma aumenta los niveles de los antioxidantes protectores del organismo.
El consumo de la miel puede promover un mejor control del azúcar en sangre, y se cree que puede aliviar los síntomas de la diarrea y el disenterismo; se digiere fácilmente incluso en aparatos digestivos muy sensibles y ayuda a que los riñones, el hígado y los intestinos funcionen mejor.
La miel es conocida por sus propiedades para purificar la sangre y es un antiguo tratamiento para la tos persistente y la irritación de garganta. Recientemente se han encontrado algunos fitonutrientes en la miel y el propóleo que han probado tener propiedades para prevenir el cáncer y combatir los tumores.
La cualidad más prometedora de la miel, sin embargo, podría encontrarse en su capacidad curativa de lesiones y lastimaduras. Durante siglos la miel fue utilizada como tópico y como un agente antiséptico terapéutico para el tratamiento de las úlceras, las quemaduras y las heridas. Al ser aplicada externamente, la miel absorbe el agua de la herida, secándola e impidiendo así el crecimiento de bacterias y de homgos.
Las propiedades cosméticas de la miel son conocidas desde hace varios siglos, cuando se utiliza como máscarilla facial, la miel ayuda a rejuvenecer la piel, reduciendo la aparición de arrugas. Su capacidad de absorber y mantener la humedad, la convierte en un ingrediente ideal para los productos de cuidado de la piel dado que ayuda a mantener la piel hidratada y fresca.
A raiz de sus propiedades naturales antioxidantes y antimocrobianas, la miel revitaliza y restaura la piel marchita, dejándola suave y tersa.
Las magníficas propiedades limpiadoras de la miel también ayudan en el tratamiento del acné de los jóvenes mediante la absorción de las impurezas de los poros.
Al comprar miel asegúrese que sea 100% pura, y que no haya pasado por procesos de pasteurización, clarificación o filtración; la miel orgánica es la mejor.
Advertencia: la miel no se les debe dar a los niños menores de 12 meses de edad debido a los riesgos de botulismo infantil.
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