Todo el mundo sabe que si uno se traga alguna semilla de sandía esta no va a crecer dentro de su estómago. El estómago es un medio demasiado ácido.
Pero si usted quiere convertirse en una huerta humana, pruebe de inhalar una semilla.
Ese fue el caso de Roy Sveden, de Brewster, Massachussets, quien sufrió un impacto y a la vez experimentó un alivio cuando aquello que pensaba que era un tumor canceroso en sus pulmones era en verdad un brote de haba que había crecido dentro de ellos.
¿Cómo pudo suceder esto tan extraño?
Según Michael Vincent, un experto en legumbres, de la Universidad Miami en Ohio, el ambiente cálido y húmedo resultó apropiado para estimular la germinación de la semilla. Pero había estado dentro durante un tiempo considerable.
“Tiene que haber energía suficiente dentro de dicha legumbre para poder sobrevivir por un corto período de tiempo, yo creo, pero no podría sobrevivir mucho más si le falta la luz del sol”, declaró el experto.
Los médicos sospechan que Sveden había estado comiendo habas cuando alguna se desvió y entró por el conducto inapropiado, terminando en sus pulmones. Si se hubiera tratado de un vegetal cocido, nunca hubiera podido desarrollarse, por lo cual se cree que se había tratado de un espécimen crudo que había quedado en su plato.
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