El Jafetz Jaim, el líder de la comunidad judía europea a comienzos del siglo XX, era conocido como una persona particularmente recta y justa. Una vez se le pidió que testifique en una corte polaca a favor de un judío. Antes de llamar al estrado al Jafetz Jaim, el abogado defensor dio una larga explicación sobre el carácter del Jafetz Jaim, citando muchas historias de su rectitud y santidad. Las palabras del abogado, sin embargo, no impresionaron mucho al juez, quien dudó de la veracidad de esas historias.
Observando las dudas del juez, el abogado defensor dijo que quizás algunas de las historias pudieron haber sido un poco exageradas. Pero luego el abogado agregó: “Puede ser que algún detalle de estas historias no sea verdad, pero dígame, su señoría, ¿las personas van contando historias así de usted o de mí?”.
(En verdad, esta historia tuvo un final feliz. El juez polaco quedó tan impresionado con el Jafetz Jaim como testigo, que finalmente declaró inocente al judío).
La impresión que el carácter moral puede tener en otros aparece en el corazón de la parashá de esta semana, Miketz. La parashá comienza describiendo la inhabilidad de los hombres sabios del Faraón para interpretar dos de los sueños del Faraón.
Años antes, Iosef había interpretado correctamente el sueño del encargado de los vinos del Faraón - quien pensó que en este momento quizás el muchacho hebreo podía también interpretar los sueños del Faraón.
Desesperado por una interpretación válida, el Faraón acepta la sugerencia de darle al preso Iosef la oportunidad de interpretar sus sueños. Iosef fue llevado ante el Faraón, y he aquí que él correctamente interpretó los sueños! El Faraón estaba tan impresionado por el joven hebreo, que lo nombró a Iosef el Primer Ministro de Egipto; el segundo en poder después del Faraón.
(Cómo es que el Faraón supo que la interpretación de Iosef era correcta no está explicado en el texto. Algunos comentaristas dicen que el Faraón incluyó información falsa al describir su sueño para descubrir falsas interpretaciones. Otros dicen que cuando él soñó, en el sueño se le fue dado su interpretación, pero él se la olvidó al despertar e Iosef pudo refrescar su memoria).
El Rab Jaim Shmuelevitz, Rosh Ieshivá de la ieshivá de Mir en Jerusalem, se preguntó cómo fue posible que Iosef sea designado para ese puesto. Más allá de ser joven, Iosef era también un extranjero y un total desconocido para la corte real egipcia. Y hasta ese momento, él estaba encarcelado! ¿Cómo pudo ser nombrado la segunda persona más poderosa del imperio Egipto?
El Rab Shmuelevitz dice que la respuesta la encontraremos al leer cuidadosamente el texto. Iosef se negó a acreditarse algún mérito por la sabiduría que estaba demostrando. Él le dijo al Faraón que cualquier interpretación que ofrecería venía a través de la gracia de D’os. Una y otra vez, en su conversación con el Faraón, Iosef enfatizó que los sueños eran la manera en que D’os se comunicaba con el Faraón.
La convicción de Iosef de que D’os es la fuerza suprema, y su negación a verse a sí mismo como alguien importante, dejó una gran impresión en el Faraón. El monarca egipcio se dio cuenta de que estaba tratando con un individuo recto y temeroso de D’os, y se podía confiar que un individuo así poseía una honestidad e integridad no encontrada normalmente entre los intrigantes y conspiradores miembros de la corte real.
Para el cargo de primer ministro, esto era exactamente lo que el gobernante egipcio estaba buscando. Así como ocurrió con el Jafetz Jaim y el juez, el carácter impecable de Iosef fue lo que le otorgó su poder político.
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