Gueto de Varsovia- 5704
Habían llevado prisioneros sanos y fuertes desde Auschwitz para limpiar las ruinas del gueto.
El levantamiento había sido sofocado y no habían quedado más que cenizas. A la cabeza de ese grupo de trabajo esclavo en la calle Gnesze había algunos judíos de Grecia rezando las oraciones de Iom Kipur mientras trabajaban.
Los rezos se iban extendiendo, de acuerdo a la antigua tradición de Aragón, desde los extinguidos días de gloria de la judería de España.
Esos judíos exiliados conocían de memoria cada palabra y por lo tanto rezaban sin libro de oraciones, siguiendo el liderazgo de su venerado jazán, allí, en esa calle llena de escombros.
Cuando el sol cayó y terminó ne’ilá, el jazán exclamó: “¡Hashem, El es D”s!”…
Los hornos estaban ardiendo en Auschwitz, el gueto de Varsovia estaba en ruinas, y él le estaba pidiendo al Señor del Universo que cuidara de los últimos remanentes de Su pueblo.