Una charla sencilla con Yosef Robinson
Iosef Robinson nació en Jamaica. A la edad de 12 años se fue a vivir a Brooklyn, Nueva York, donde poco tiempo después fue expulsado de la escuela.
Siendo adolescente se trasladó a Filadelfia y se involucró en una vida de actos callejeros ilícitos. Al la edad de 20 años, y luego de haber estado muy cerca de la muerte a causa de un enfrentamiento con una banda jamaiquina rival, Iosef se fue a vivir a Los Angeles y empezó a interesarse en el campo de la música hollywoodense. Así fue que se convirtió en un productor y promotor de la música Hip-Hop, y firmó un contrato muy lucrativo con Universal/Bungalow Records, para realizar un album.
En la cima de su éxito musical, y mientras se gratificaba con todo lo que Hollywwod podía ofrecerle en términos de abundancia material, Iosef tuvo acceso a una edición del Jumash del Rabino Samson Rafael Hirsch.
La vida de Iosef se transformó a partir de ese momento. El decidió rechazar el estilo de vida vacío y egocéntrico de Hollywood y abrazar el Judaísmo.
Iosef se convirtió al Judaísmo y actualmente vive en Brooklyn llevando una vida de Judío Ortodoxo.
-¿Cuál fue su primera experiencia con el Judaísmo?
Curiosamente, mi primera “experiencia” con el Judaísmo o con personas judías no tuvo ninguna clase de eco en mí. Cuando mis padres vinieron a los EE.UU. mi madre trabajó con una familia judía encantadora llamada Schwimmer. Mi madre incluso había puesto una foto de la familia Schwimmer en la repisa de nuestra casa. Todos los días de mi vida, mientras era niño, yo veía esa fotografía.
En realidad, mi familia y yo pudimos venir a los EE.UU. sólo gracias a que los Schwimmer accedieron generosamente a costear los gastos de mi familia. Lo divertido era, sin embargo, que el hecho de que los Schwimmer fueran “judíos” era meramente descriptivo para mí; era casi como decir que eran asiáticos, o portorriqueños.
El ser judío o el Judaísmo no tenían para mi ningún sentido intrínseco o latente para mi.
Mi segundo contacto con el Judaísmo ocurrió cuando yo tenía trece años de edad, unos meses después de haber llegado a los EE.UU. Yo trabajaba como repartidor para un negocio de carnicería casher en Brooklyn. Y dado que haber crecido en Jamaica era una experiencia cultural única que nada tenía que ver con prejuicios raciales o religiosos, yo no me había hecho ninguna idea previa sobre los judíos. A consecuencia de ello, la experiencia con la carnicería casher no me produjo ninguna impresión especial, ni en un sentido ni en el otro. Fue sólo cuando casualmente entré en una librería pidiendo una Biblia y me dieron una edición en Inglés del Jumash de Hirsch cuando yo comencé a tener una conexión fundamental con el Yddishkeit.
-¿Quién llevó a cabo su conversión y que condiciones le pusieron?
El Beit Din de Los Angeles, bajo la dirección de Rabi Tzvi Block y Rabi Aharon Tendler, fue quien me convirtió. El programa de estudios para mi guerut me tomó dos años y medio para completarlo, y se centró en la parashá semanal, las halajot de Shabat y la Cashrut y las taryag mitzvot.
-¿Cómo reaccionaron sus amigos y sus familiares?
Cuando decidi convertirme, mis amigos pensaron que estaba loco, y mi familia acordaba con ellos. Pero luego de darse cuenta de que mi decisión era seria y comprometida para toda la vida, sin embargo, ellos comenzaron a respetarme.
-¿Cómo caracterizaría el grado de aceptación y el trato que tiene la comunidad frum de Brooklyn hacia usted?
En primer lugar, mi experiencia ha sido impresionantemente positiva. Mucha gente me ha abierto su casa y sus corazones y me han tratado como a un integrante de su familia. Sin embargo, al igual que en toda comunidad, los prejuicios existen. A veces veo miradas o escucho comentarios insensatos, pero yo trato de focalizarme en las cosas positivas.
-¿Está en contacto con otros conversos negros?
A medida que transcurría el tiempo, curiosamente, tuve el privilegio de encontrarme con otros guerim fascinantes de ambos géneros y de muchas nacionalidades y grupos étnicos. Su experiencia ha sido tan enriquecedora como la mía, aunque también a veces expresan preocupación por la existencia de prejuicios o de tratos no igualitarios.
-¿Cuál es su mensaje para potenciales guerim de cualquier color o procedencia?
Mi mensaje para los guerim es que si uno está buscando espiritualidad, el Judaísmo, practicado correctamente, es el vehículo ideal para lograr esa meta. Yo personalmente lo considero lleno de sentido y realización, aunque una vez que lo has asumido no debes olvidar que mientras la Torá no tiene fallas, la gente está llena de fallas.
|
|
|