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Durante los días en que se debatió en el Congreso de la Nación la ley que posibilita el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, popularmente denominado ‘matrimonio gay’ diversos medios periodísticos consultaron a rabinos y rabbys conservadores y reformistas su opinión.
Como era previsible, estos últimos no sólo estuvieron de acuerdo sino que consideraban que la aprobación de esa ley era un avance contra la discriminación, mientras que los rabinos dejaron bien en claro cual es la postura halágica correspondiente.
Que los rabbys hayan tenido esa postura no debe sorprendernos ya que pertenecen a corrientes de pensamiento desde ya hace varias décadas no sólo no respetan los dictados de las normas legales tradicionales judías, sino que por todos los medios buscan adaptar lo que denominan ‘religión judía’ a los usos y costumbres circundantes, por más que as mismas contravengan la ancestral forma de vida del Am Israel.
El origen de estas ‘modificaciones’ o ‘agiornamientos’ de los rabbys locales tampoco es original, sino que están copiando lo que en los Estados Unidos comenzó hace ya casi 40 años, cuando los reformistas ‘ordenaron’ a la primera rabina, en 1972, cosa que los conservadores también hicieron en 1985.
En el gran país del norte, la oficialización del “matrimonio gay”, mediante una ceremonia de casamiento efectuada por un rabby es también de larga data, ya que el primero se efectuó en el año 1980, y no nos extrañaría que dentro de poco también alguno de estos autotitulados dirigentes espirituales locales acepte montar una jupa para realizar un casamiento de dos personas del mismo sexo, por más que en la propia Torá esta prohibido este tipo de uniones.
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