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Cuando le duele la espalda o el cuello, ¿qué elige para ponerse? ¿una almohadilla térmica o una bolsa de hielo? Un pequeño estudio reveló que ninguna de estas dos opciones lo van a ayudar demasiado.
En verdad, los investigadores sugieren que ninguno de estos remedios es efectivo al menos de manera inmediata.
Esa conclusión puede resultar sorprendente, puesto que la sabiduría popular convencional sostiene que las terapias de frío o calor son modos efectivos de manejar lesiones de poca importancia, como contracturas o calambres.
Por lo general se recomienda usar frio en forma inmediata y calor en los dias subsiguientes. Pero en verdad existe muy poca información derivada de investigaciones que respalde esos consejos.
Recientemente fue publicado en la revista Academic Emergency Medicine un nuevo estudio que se basó en una muestra de 60 pacientes que consultaron por lesiones como las antedichas; a todos ellos se les proporcionó 400 mlg. de Ibuprofeno, y se los dividió en dos grupos, a un grupo se le asignó el uso de almohadilla térmica y al otro una bolsa de hielo durante 30 minutos.
Luego de concluido el tiempo, los investigadores observaron que los pacientes de ambos grupos informaron haber sentido un alivio muy leve en sus síntomas.
Sin embargo, el estudio así presentado resultó incompleto según el Dr. Gregory Garra, quien encabezaba el grupo de investigadores de Stony Brook University Med
ical Center, de Nueva York. Garra opina que esos resultados sugieren que, tanto si la gente eligiera frio o calor, sería poco probable que obtengan beneficios inmediatos.
Pero el estudio, agrega Garra, no hizo un seguimiento de esos pacientes en los días posteriores, y de haberlo hecho, tal vez habría notado que con el correr de los días se habrían recuperado.
No obstante, y pese a no haber obtenido resultados contundentes con su estudio, Garra dijo que la gente con síntomas menores de dolor en su espalda o cuello puede usar libremente el frio o el calor, en especial si prefieren no tomar medicación.
Esos métodos son simples, baratos, y están al alcance de cualquiera, y en algunas personas puede actuar por medio del “efecto placebo”. Es decir, que ellos pueden registrar menos dolor por el simple hecho de que están haciendo algo para tratarlo.
“De todos modos”, agrega el Dr. Garra, “si se obtiene un efecto placebo, pues mucho mejor.
Y si no, ninguno de estos métodos puede provocarle ningún daño”.
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