El comunicado emitido y difundido por la DAIA, titulado “Información Institucional”, trascripto en otro lugar de la presente edición pone en conocimiento de toda la comunidad la existencia de diferencias entre los miembros del Consejo Directivo de la representación política de la comunidad que eran conocidas en los ámbitos diligénciales pero que se evitaban dar a conocer oficialmente.
Evidentemente la licencia solicitada por los integrantes de la Tesorería obligo a que el resto de los miembros de la conducción de la DAIA no pudieran mantener dentro del marco de la institución la existencia de problemas internos, pero si bien el comunicado explica los motivos que llevaron a esta situación, no resultan claros para quienes no están en conocimiento de cual es el real motivo de estas disidencias.
Decimos esto pues tanto los miembros de la tesorería de la DAIA: Ariel Cohen Sabban, Bernardo Zabusky, y Jorge Leicach; como el resto de los integrantes de los que comúnmente se denomina “ejecutivo”: presidencia, vicepresidentes, secretario general y prosecretarios; son dirigentes con una amplia y variada experiencia institucional que por lo tanto saben que la tesorería y la secretaría deben trabajar en forma mancomunada si se desea que una institución, cualquiera sea, pueda cumplir con sus objetivos.
Por más que ninguno de los involucrados ha querido hacer declaraciones periodísticas sobre los reales motivos de las disidencias, lo cierto es que luego de este período Aldo Donzis no puede volver a ser reelecto presidente de la DAIA, y por lo tanto el posicionamiento, que por acción u omisión, tengan el resto de los directivos con deseos a sucederlo es fundamental para que su aspiración pueda concretarse.
Por otra parte, debemos recordar, que la situación económica y financiera de la DAIA era delicada hace tres años y siete meses, cuando Aldo Donzis y Ariel Cohen Sabban asumieron respectivamente la presidencia y la tesorería, y que en la actualidad ha mejorado de tal manera que permite que se amplié su número de asesores, por ejemplo, y se puedan encarar proyectos que por motivos económicos con anterioridad debían postergarse.
Otro aspecto que es necesario tener en cuenta, es la relación entre la DAIA y la AMIA. Hoy la misma quizás no es la que muchos podríamos desear, pero sin lugar a dudas que es menos conflictiva y mediaticamente expuesta que hace 5 ó 6 años.
Estas dos situaciones son sólo un par de ejemplos de cómo vario, consideramos que para mejor, la situación de la DAIA desde el día en que asumieron sus cargos, el 30 de noviembre de 2006, Aldo Donzis, Ángel Schindel, Alberto Hammerschlag, Julio Schlosser, Diana Laufer, Ricardo Said, Ariel Cohen Sabaan, Bernardo Zabusky, y Jorge Leicach (los miembros del ¨ejecutivo¨ actual que integraron el primer Consejo Directivo presidido por Donzis).
En base a lo expuesto es válido preguntar si lo que ocurrió es que frente al ingreso de dos dirigentes que no integraron el Consejo Directivo anterior, en cargos de gran responsabilidad: Sergio H. Witis, en la vicepresidencia segunda y Fabián Galante, en la secretaría general; no obligaron a un reacomodamiento que resultó molesto a algunos de los mencionados en el párrafo anterior, pues perciben que han perdido espacios de poder.
No dudamos que antes que los miembros de la tesorería de la DAIA solicitaran licencia debieron de haber existido infinidad de intentos, infructuosos, para evitar que se produjera lo que finalmente ocurrió. Pero tampoco que esas gestiones continúan y deseamos que lleguen a feliz término por el bien de toda la comunidad.
Decimos esto debido a que estamos convencidos que las diferencias existentes no son ideológicas sino que tienen que son consecuencia del reacomodamiento producido a partir de la asunción del actual Consejo Directivo y que por lo tanto son solucionables.
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