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Ya es tradición que, luego de las primeras semanas de clase, comiencen a circular versiones sobre que ocurrió con la matricula: si esta aumentó o disminuyó.
Este año se hablaba de que la matriculación había aumentado entre un 5% y 6% respecto a la del 2009, pero según pudimos averiguar, sin tomar en cuenta cuatro escuelas que no informaron todavía los números finales, en la última sesión de la Comisión Directiva de la AMIA se repartió a los directivos de la Kehila una planilla que indicaba un poco más del 4%, que en cantidad de alumnos sería algo mayor a los 800 para la totalidad del nivel inicial (jardín de infantes), primaria y secundaria.
Debido a que no pudimos conseguir el listado, las cifras que brindamos son aproximadas, pero en base a los comentarios podemos decir que con este aumento el total de alumnos que asisten a escuelas judías reconocidas por la AMIA (hay algunas que no lo son, por ejemplo la perteneciente a los jasidim del Satmer Rebe y las yeshivot en las que estudian jóvenes de edad secundaria) a algo menos de 20.000, de los cuales 18.000 corresponderían a la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.
Un directivo, que nos pidió no ser identificado, calculadora en mano estaba sumando cuantos de esos 18.000 pertenecen a escuelas “ortodoxas”, y nos contó que superaban los 5.600, el 31%; y que si se descontaban los 4.600 alumnos de ORT, los alumnos de las escuelas “ortodoxas” alcanzaban el 42%.
Otro dirigente, con más de cuarenta años de estar relacionado con las escuelas judías, que estaba escuchando nos dijo que cuando el comenzó su actividad como dirigente escolar, el alumnado de las escuelas “ortodoxas” no llegaba al 10% del total, sin contar los de ORT.
Hace unos años, Iacov Rubel, el demógrafo - de la comunidad judía - más reconocido de Latinoamérica, en base a un estudio que realizó, planteaba que las escuelas “ortodoxas” eran las que más crecieron en cantidad de alumnos durante el período por él estudiado.
Aunque parezca mentira, más de un dirigente comunitario no acepta esta realidad, que se basa en cuatro elementos de muy fácil constatación. El primero si se compara la cantidad de escuelas judías de la década del ’60 del siglo pasado y la actual, se observa que la denominadas escuelas “laicas o tradicionales” disminuyeron (por cierres, fusiones, etc.) y las “ortodoxas aumentaron pues se crearon nuevas o alguna tradicionalista se convirtió en “ortodoxa”.
El segundo que las familias “ortodoxas” por su propia manera de vivir el judaísmo envían a sus hijos a una institución educativa judía, mientras que las familias que se definen como “laicas y tradicionalistas”, si su nivel socioeconómico es alto o medio alto, eligen para sus hijos escuelas privadas no judías, porque piensan que la educación que les brindan es superior o para no desentonar con lo que hacen sus amistades no judías.
La tercera es que para las escuelas “ortodoxas”, mejor dicho para sus dirigentes permitir que un padre saque a sus hijos de la escuela por no poder pagar los aranceles es inaceptable, mientras que para los no ortodoxos, las becas tienen un límite y superado el mismo no tienen como retener a los alumnos cuyos padres no están en condiciones de solventar la educación judía de sus hijos, sean ortodoxas o no, en este último caso siempre y cuando respeten los lineamientos de la escuela.
Y por último, el alto nivel de asimilación de muchas familias judías, para las cuales que sus hijos estudien en una escuela judía no es para nada necesario, mientras que para las familias ortodoxas no se asimilan al medio que los rodea.
El resultado de la conjunción de estos cuatro elementos es lo que hizo que la cantidad de alumnos de las escuelas “ortodoxas” haya aumentado tanto en su incidencia porcentual respecto al total de alumnos que concurren a escuelas judías como en número.
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