Algunos años atrás un Rabino colega estaba dando una clase en Chicago sobre los Diez Mandamientos a una audiencia secular y él defendió obstinadamente la pena de muerte que la Biblia dictamina por el adulterio. El rabino argumentó que la toda sociedad, incluso hoy en día, sería mucho mejor si el adulterio sería un crimen capital.
Nadie de la clase estuvo de acuerdo, argumentando que el castigo de la Biblia es demasiado duro, excepto por un joven muchacho que estaba sentado silenciosamente. Esta persona había sufrido horriblemente en sus años de adolescencia, en gran parte, porque su padre había estado inmiscuido en relaciones adúlteras. Cuando él habló, todo lo que dijo fue "yo no veo nada malo en la penalidad de la Torá". Sus palabras hicieron que el resto de la clase - quienes conocían su historia - inmediatamente queden en silencio.
La porción semanal de la Torá, Itró, nos cuenta sobre la entrega de los Diez Mandamiento en el Monte Sinai. øPor qué es que D'os escogió estos diez mandamientos? Al analizarlos, muchos comentaristas notan cómo los diez Mandamientos están primordialmente enfocados en distintas relaciones: entre D'os y el hombre, entre el hombre y el hombre, entre padres e hijos. Lo principal en cualquier relación exitosa es la fidelidad y lealtad. Sin eso cualquier relación está supeditada a fracasar.
Examinemos algunos comentarios clásicos en el mandamiento que prohibe el adulterio.
Najmánides (España, s. XIII) describe nuestras relaciones como una "escalera de amor". Él dice que la persona primero debe amarse a sí misma antes de llegar a amar a su cónyuge. Entonces, si él ha formado una relación sólida con su cónyuge, esto ayudará a desarrollar su relación con el Creador.
Sin embargo, lo opuesto también puede ser verdad. Un hombre que es infiel a su cónyuge muy probablemente será infiel a su D'os también.
El Midrash Mejiltá dice que esta idea está aludida en la ubicación de los distintos mandamientos sobre las dos Tablas. Cada una de las tablas contenía cinco mandamientos de manera tal que el primer mandamiento estaba alineado con el sexto (que era el primero de la segunda tabla), y el segundo mandamiento - "No tengan otros dioses delante de Mí" - estaba alineado con el séptimo - la prohibición del adulterio. La Mejiltá dice que esto no es una mera casualidad, sino que la intención es señalarnos que alguien que no es fiel con su cónyuge eventualmente será infiel a D'os.
Otro Midrash observa que la palabra hebrea para adulterio, "tinaf", puede ser separada en dos palabras: "ten af" lo que significa "dando enojo". El Midrash explica que el adulterio es una acción que D'os aborrece en particular - una acción que particularmente invoca Su enojo. La insignia de distinción del pueblo judío ha sido históricamente la estabilidad de la vida familiar. Alguien que comete adulterio viola e ignora esta insignia tradicional.
Rabí Abraham Ibn Ezra (s.XII), dice que quien comete adulterio también transgrede el mandamiento de "ama a tu prójimo como a ti mismo". El adulterio es un grave pecado en contra de nuestro prójimo - es tratar al prójimo de una manera que a uno no le gustaría ser tratado.
Por último, Maimónides explica el adulterio en términos poderosos y eternos. Él dice que todo el propósito de la creación es establecer el "Shalom Bait" - la armonía entre el marido y su esposa, y el adúltero destruye esa armonía y, en el proceso, arruina el propósito mismo de la creación.
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