El lunes 21 de diciembre, luego del mediodía se tuvo conocimiento de la profanación del Cementerio Israelita de la ciudad de San Luis, capital de la provincia homónima.
Cerca de 30 tumbas, las paredes y portones de la necrópolis fueron pintadas con símbolos y leyendas antisemitas de características nazis, pues incluían cruces svásticas, vivas a Hitler, etc. junto a otras que calificaban a los judíos como “raza maldita” y otros epítetos insultantes a la vez que exigían que se fueran de la provincia.
Los presidentes de la Sociedad Israelita de San Luis (la Kehila) y de la Filial DAIA local, Gastón Anidjar y Saada Bentolila respectivamente, junto a otros directivos comunitarios concurrieron al cementerio y luego realizaron las correspondientes denuncias en la policía provincial y en la delegación del INADI y al día siguiente en el juzgado correspondiente.
De acuerdo a lo que Daniel Hodara, por mail del 22 de diciembre, informa a los medios comunitarios “Esto constituye un hecho sin precedentes para la comunidad de San Luis”; a la vez que manifiesta que el hecho se descubrió “Cuando el personal de limpieza del Cementerio, entró ayer a la tarde para cumplir su tarea, y observa en la paredes pintadas con leyendas ofensivas y más de 27 tumbas pintadas con la cruz svástica. Aparentemente entraron por la pared colindante con el cementerio del Rosario, rompiendo un alambrado, que estaba por encima de la misma”.
Una semana después, el lunes 28 de diciembre al medio día, se llevó a cabo en el Cementerio Israelita un acto de repudio. De acuerdo a la información transcripta en el “Micro Ejecutivo de Noticias DAIA” del día siguiente, a ese acto asistió una importante cantidad de funcionarios públicos, encabezados por Gladys Bailac de Follari, ministra de Gobierno, Justicia y Culto provincial, quien al hacer uso de la palabra manifestó “El Gobierno de la Provincia de San Luis transmite a todos los ciudadanos de la provincia, del país y del mundo, el más enérgico repudio a los hechos de discriminación e intolerancia acontecidos en el Cementerio de la Sociedad Israelita de San Luis, el domingo pasado. (…) Lamentamos que este hecho haya sucedido en nuestra Provincia. Tenemos que respetar al otro, al que es diferente a mí, es decir debemos ser tolerantes. A los que hicieron estos hechos, que ofenden los sentimientos más profundos de la comunidad israelita que hace muchos años que trabaja en San Luis, familias que llegan a ser puntanos hasta en cuarta generación y más, les digo que la política de Estado que lleva el Gobierno de la Provincia de trabajar por la convivencia, por el diálogo respetuoso y por la diversidad, continuará”.
Por su parte Gastón Anidjar se mostró sumamente conmovido pues durante los 85 años de la comunidad judía en San Luis, hechos aberrantes y antisemitas, como los ocurridos, no habían tenido lugar nunca. A su vez Saada Bentolila dio lectura a un mensaje de solidaridad y repudio enviado por el presidente de la DAIA, Aldo Donzis, destacando a continuación que “cualquiera de nosotros estamos expuestos a estos ataques, cuando hemos creído que era una etapa superada”, aunque se pueden “decir públicamente y denunciar con total legitimidad estos hechos”.
La comunidad judía de la ciudad de San Luis es pequeña y la Kehila local, al igual que en otros lugares del país, es el lugar en donde se desarrollan tanto las actividades culturales, educativas y societarias, que menos de 48 horas antes de conocerse la profanación que comentamos había reinaugurado una serie de ámbitos en su sede, que fueron refaccionados recientemente, y una pileta de natación en la parte posterior de la misma.
En ese acontecimiento festivo, del que participaron además de los miembros de la comunidad, representantes del gobierno provincial y el Arzobispo de la ciudad, la AMIA estuvo presente por medio de uno de los vocales de su Comisión Directiva, la señora Rosa Nagelberg. Pero en el acto de repudio a la profanación del cementerio no asistió ningún dirigente de la AMIA ni de la DAIA.
En más de una oportunidad, al conversar con directivos de las pequeñas kehilot del interior de la Argentina, en estricto of the record, nos han dicho que se sienten solos en su lucha por tratar de mantener la actividad comunitaria. Que a un acto de repudio a la profanación de un cementerio judío del interior del país no haya concurrido ni un representante de las instancias centrales comunitarias refuerza ese sentimiento.
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