La Voz Judía


La Voz Judía
El sonido del silencio
Por Rabino Avi Shafran

Un número de Judios, incluyendo Judios ortodoxos, han sido implicados en delitos financieros en los últimos meses. Algunos de los escándalos han demostrado ser un poco menos escandalosos que cuando aparecieron por primera vez en las tapas de los periódicos y quedaron grabados en la mente de los lectores . Mordechai Sholom Rubashkin, por ejemplo, actualmente está declarado culpable de inducir a error a un banco para obtener un préstamo. A pesar de que esta acusación, sorprendentemente, podría concluir en una sentencia a cadena perpetua efectiva, las acusaciones de que el Sr. Rubashkin haya contratado a sabiendas a extranjeros ilegales fueron desestimadas, y las acusaciones más sensacionalistas – de haber maltratado empleados y animales,
de animales y de dirigir una fábrica de metanfetamina – no fueron presentadas.
En algunos otros casos se han hecho acusaciones sin que surjan evidencias, y tanto el Judaísmo como las leyes estadounidenses insisten, en esos casos, en la presunción de inocencia.

Pero, por cierto, han habido casos en la comunidad judía en que la culpa ha sido bien establecida. Bernie Madoff probablemente nunca fue un judío observante, pero la comunidad ortodoxa ha compartido ciertamente sus convicciones fraudulentas también, aunque en menor escala.

Los delitos judíos, imaginados, supuestos o comprobados, han sido especialmente destacados en los medios de comunicación. Pero también fueron puestos de relieve en la reciente convención nacional número 87 de Agudat Israel de los EE.UU. La sesión plenaria de apertura del período de sesiones del 26 de noviembre pasado estuvo dedicada al mandamiento judío de honestidad en los negocios y en las relaciones personales. Dos de las más destacadas fuguras rabínicas del mundo ortodoxo- el Rabino Iaacov Perlov, el Novominsker Rebe y líder rabínico de Agudat Israel, y el Rabino Mattisiahu Salomon, decano de los estudiantes o Mashguiaj de la famosa Ieshivá Lakewood- hablaron ante la enorme cantidad de estudiantes que llenaron el gran Salón del East Brunswick Hilton (con miles de personas escuchando la transmisión en vivo de las presentaciones, o más tarde, escuchando las grabaciones).

Los discursos fueron contundentes y dolorosos, y su mensaje llegó con claridad: la honestidad es un imperativo no menos importante que otros dentro del judaísmo. De hecho, en muchos aspectos, es uno de los más grandes.

Sucedió que hubo otros dos oradores esa noche, que desgraciadamente no estaban allí en persona esa noche: Rabi Shimon Schwab y el Rabino Avrohom Pam, ambos de bendita memoria.

Los extractos de los videos con los discursos realizados por esas dos reverenciadas personalidades años atrás sobre la ética en los negocios fueron proyectados ante la multitud presente a través de grandes pantallas. Mientras hablaban estos hombres había un silencio absoluto.

Rabi Schwab, quien fuera el líder espiritual de Kahal Adat Ieshurún, la comunidad judía ortodoxa de Washington Heights, durante cerca de cuatro décadas, había dado una conferencia sobre Halajá para contadores, el 24 de enero de 1989. En los extractos de su discurso sobre el tema de la honestidad en los negocios , no ahorró palabras respecto a lo nocivo de “tomar atajos” en esa materia.

“Aquellos que recurren a la… falta de honradez”, dijo, “si bien pueden tener una apariencia externa de ser judíos temerosos de D”s, en el fondo son no-religiosos”- y él enfatizó el “no” del “no-religiosos”.

D”s nos provee lo que El sabe que necesitamos, explicó el Rabino Schwab. Robar es negar ese hecho, y cualquier ganancia mal habida, en consecuencia, es un legado del mal.

El señaló, además, que el diccionario tiene una acepción para la palabra “judío”, utilizada como verbo, que dice “judiar” a alguien, queriendo significar “engañar” a alquien.
Qué terrible profanación del nombre de D”s, se lamentó el Rabino Schwab, que se considere a Su pueblo como defraudadores. Aún cuando esa definición tenga el tufillo del antisemitismo, explicó, es de todos modos una profanación del nombre de D”s.

“Yo vivo para el día”, reflexionó suspirando y con una sonrisa triste, “en que exista una nueva definición de la palabra judío : que sea un sinónimo de honestidad”…

El Rabino Pam fue el decano de la Ieshivá Torá Vodaat (en la que enseñó durante más de 60 años), y fue miembro del Consejo de Sabios de la Torá. Su discurso resumido fue grabado el 22 de Noviembre de 2000, y transmitido al día siguiente de la convención de Agudat Israel. El estaba gravemente enfermo, y es posible que ese haya sido el último discurso en público de su vida. Sin embargo, la angustia en el rostro y en las palabras del rabino, no fueron sin duda producto de su enfermedead sino del dolor que sentía por haber tenido que abordar ese tema.

Hablando en Idisch, él caracterizó a los buenos judíos como quien es “ehrlich” –honesto y confiable- “en su profesión y en sus negocios, con quienes trabajan para él y con sus socios…”, y, como lo expresó Rabi Schwab con claridad, que la misma honestidad con la cual un judío debe interactuar con otro judío debe caracterizar al trato que tenga un judío con los no judíos.

Cuando uno llega al otro mundo, les recordó Rabi Pam a sus oyentes citando el Talmud, “la primera pregunta que se le formula es ‘has conducido tus negocios con buena fe?’.

La palabra empleada allí, él señaló, significa literalmente “fé”, porque –aquí retomó a Rabi Schwab- actuar con deshonestidad con la finalidad de “complementar” nuestros ingresos, niega la capacidad de D”s de proveernos de nuestro sustento.

Cuando las pantallas se oscurecieron, antes de iniciarse los aplausos, persistió el silencio por lo que le pareció al menos a una de las personas del auditorio, un tiempo muy largo.

 

La tribuna Judia 20

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