El honorable Presidente de Israel, Sr. Shimon Peres es merecedor de confianza por la impresionante visita que acaba de realizar a varios países de todo el mundo, incluyendo países con los cuales nosotros estamos en contacto y otros con los cuales estamos en conflicto.
Recientemente visitó Argentina y Brasil, lo cual podría ser el comienzo de nuevas relaciones entre estos países e Israel.
La visita más reciente de Shimon Peres fue a Egipto, donde tuvo un encuentro con el Presidente egipcio Hosni Mubarak.
En cada uno de los países donde estuvo se abrió el debate referido al “terrible” problema de Israel que “osa” insistir en proseguir con las construcciones a fin de acomodar la su creciente población.
El Presidente Mubarak declaró que: “Las conversaciones de paz no han progresado desde nuestro último encuentro en el mes de Julio, y Egipto está esperando ansiosamente una respuesta por parte de Israel en cuanto a hacer un alto en la construcción de los asentamientos en Jerusalem oriental”.
Sin embargo, ¿qué sentido tiene que Israel acepte hacer concesiones a fin de conseguir que los palestinos negocien cuando los grupos terroristas palestinos no cesan con sus horrendos ataques terroristas? De una u otra manera, ellos prosiguen con sus acciones terroristas.
Lamento tener que decirlo –pero es un hecho- que a lo largo de todos estos años desde la Declaración Balfour los palestinos no han cambiado ni su actitud ni sus deseos de echar a los judíos fuera de la Tierra Santa.
Nosotros recordamos que en el año 1947 las Naciones Unidas votaron a favor del Plan de Partición, convocando a establecer en Palestina un Estado Judío y un Estado Arabe, quedando Jerusalem en condición de internacionalizada.
Esa solución no era favorable para los judíos, quienes se suponía que originariamente habían tenido un área mucho mayor, a ambas márgenes del río Jordán. Los ingleses les habían concedido Transjordania – la tierra que está al este del Jordan- a los árabes.
Ese Plan de Partición ahora dividía la tierra que estaba al oeste del río Jordán entre judíos y árabes, con lo cual los judíos recibían un pequeño porcentaje de lo que estaba programado que reciban. Y también el Plan de Partición proponía internacionalizar nuestra Sagrada Ciudad de Jerusalem, que era otro punto difícil de ser aceptado por los judíos. Sin embargo, los judíos lo aceptaron porque, por lo menos, ellos iban a tener un estado.
En el otro extremo, los árabes se opusieron porque, aún cuando ellos iban a tener un estado, ellos no querían bajo ninguna circunstancia que los judíos tuvieran un estado propio.
En su lugar, los países árabes de todos lados iniciaron una guerra en contra de los asentamientos judíos en Eretz Israel, con el objeto de arrojar a los judíos al mar.
Mientras que los palestinos no hagan una enmienda en su Carta donde llaman a la destrucción de Israel, D”s no lo permita, ¿qué podría conseguirse a través de las negociaciones?
Nosotros no creemos que esta clase de encuentros –como los encuentros que tuvieron lugar en un nivel tan alto como el de la conferencia cumbre con el Presidente Mubarak- sirvan para cambiar la situación.
Pese a todos los esfuerzos que han sido realizados con la finalidad de conseguir un cambio, no habrá ningún cambio en tanto y en cuanto los árabes sigan sin reconoceer el derecho del pueblo judío a vivir en Eretz Israel.
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