|
Nos resulta muy difícil meternos en la cabeza que después del asesinato de 6 millones de judíos durante el Holocausto en muchos países de Europa todavía tenemos que seguir luchando para evitar la destrucción de los cementerios en los cuales han sido enterrados los judíos.
Así como resulta difícil describir cuales son nuestros sentimientos en relación a la destrucción del sagrado Templo, el Beit Hamikdash, también nos es difícil explicar cómo nos sentimos respecto de la aniquilación de las comunidades judías de Europa durante el Holocausto.
En aquellos días, al final del Holocausto, yo recuerdo – me resulta imposible olvidarlo- el pedido y el llamado realizado por los Guedolei Israel –nuestros grandes Sabios- respecto a salvaguardar y restaurar los cementerios judíos.
En esos momentos, el mundialmente reconocido Gaon, el Brisker Rov, zt”l, llegó a la conclusión de que era aconsejable crear una organización autónoma confiable destinada a salvaguardar y a preservar los cementerios judíos.
Desde el primer día en que esta organización denominada “Atra Kadisha” fue establecida, el Brisker Rov designó al reconocido Gaon Rabi Dovid Shmidel para estar a cargo de la misma.
Durante más de 50 años, la Organización “Atra Kadisha” –que fue fundada por el Brisker Rov con el respaldo de todos los Guedolei Israel – tomó a su cargo la enorme responsabilidad de lo que podía hacerse y de lo que debía hacerse para salvaguardar los cementerios.
Los Guedolei Israel confiaron totalmente en la firme actitud de la “Atra Kadisha” y de su líder, el Gaon Rabino Shmidel, a quien yo recuerdo en forma personal, y quien estuvo activo en esta organización por más de 50 años.
Yo quisiera mencionar que los Grandes Sabios le otorgaron también mucho crédito al reconocido Rabino Elazar Elimelej Stern, quien está a cargo de la rama de “Atra Kadisha” en los EE.UU.
Yo he sido convocado en múltiples ocasiones por los sagrados Sabios para asistir a encuentros en los cuales se impartía la orden de no comprometer de ningún modo la existencia de los cementerios judíos. En todas esas oportunidades, los grandes Sabios le dieron un fuerte respaldo al “Atra Kadisha” y a su líder, el Rabino David Shmidel, quien aún sigue los pasos que fueron establecidos por los Guedolei Israel.
Me gustaría mencionar a los líderes de todos los diferentes círculos, quienes a pesar de tener diferentes opiniones respecto a muchos temas, dieron todos su conformidad en apoyar los principios del “Atra Kadisha” en cuanto a no entrar en ningún tipo de negociaciones y no tomar ninguna clase de compromisos respecto a los cementerios.
En muchos lugares de Europa se dio inicio a proyectos de construcción sobre zonas pertenecientes a cementerios judíos. Desgraciadamente, en muchas oportunidades las tumbas judías fueron molestadas.
Muchas veces se puso en consideración la posibilidad de realizar negociaciones con la población local, a quienes se les ofrecían grandes sumas de dinero por sus valiosas propiedades entre las cuales se incluía a los cementerios, y muchos grupos estaban dispuestos a aceptar esos compromisos. En muchos casos la fuerte determinación inspirada por los Guedolei Israel estuvo en condiciones de poner un freno a tales negociaciones.
Tengo frente a mi la información referida a los problemas existentes en varios cementerios judíos muy conocidos de Europa, y se que se están tomando medidas para tratar de resolver esos inconvenientes.
En el presente artículo no quisiera entrar en detalles respecto a cada uno de los cementerios. Sin embargo me ha llegado un pedido de parte de los Guedolei Israel para publicar en mi columna de Tribuna Judía la exigencia de los grandes Sabios de no permitir que los cementerios judíos, o parte de los mismos, sean vendidos.
Quiero poner en énfasis en que entre esos cementerios están aquellos en los cuales fueron enterrados algunos de los Sabios más sagrados de la historia judía.
Habiendo llegado a la edad que tengo, y luego de haber seguido en todo lo que me fue posible el Holocausto y sus consecuencias, yo considero que el pueblo judío debería salir a convocar a todos aquellos que están en condiciones de ayudar para que realicen los máximos esfuerzos, en estos momentos, para salvar a los cementerios judíos, posibilitando de esta manera que todos aquellos que perdieron la vida descansen en paz.
|
|
|
