Dado que el tema de la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo se encuentra en discusión en estos momentos en el país, y que algunos representantes de sectores religiosos judíos no ortodoxos han expresado su conformidad, Tribuna Judía presenta a continuación un documento emitido por Agudat Israel de los EE.UU. en el cual fija su posición y da sus fundamentos.
A los: Miembros del Honorable Senado del Estado de Nueva York
De: David Zwiebel, Vice Presidente Ejecutivo
Rabino Shmuel Lefkowitz, Vice President de Asuntos Comunitarios
Tema: Proyecto de Matrimonios Homosexuales
En representación de Agudat Israel de los EE.UU., organización judía ortodoxa de 87 años de vida, nosotros los instamos a oponerse y votar en contra de la legalización de las uniones matrimoniales entre personas del mismo sexo.
En su nivel más elemental, nuestra oposición a los matrimonios homosexuales es una expresión de nuestra tradición religiosa –así como sin duda lo es para millones de neoyorquinos de todas las religiones.
Pero existen razones apremiantes que no tienen nada que ver con la religión para oponerse a una legislación que persigue, fundamentalmente, alterar la largamente honrada definición del matrimonio.
Quienes proponen realizar matrimonios homosexuales buscan, no tan sólo cambiar la ley estatutaria, sino además la verdadera naturaleza de una institución social que a través de los siglos ha demostrado sus valores como un agente de estabilidad social y de continuidad histórica.
El movimiento tendiente a otorgar el status de “matrimonio” a las uniones entre personas del mismo sexo es, en la concepción de Agudat Israel, extremadamente peligrosa para la sociedad estadounidense. Constituye –o debería constituir- un objetivo urgente de la política pública, no sólo reforzar a la institución del matrimonio, sino además hacerlo de un modo que promueva un sentido de responsabilidad hacia los hijos.
La legalización de los matrimonios del mismo sexo – que, según la definición biológica no puede nunca tener nada que ver con la procreación- habrá de ensombrecer además, posteriormente, el lazo vital existente entre el matrimonio y los hijos.
También resulta importante reconocer que el gobierno no es un actor neutral en el terreno de los valores morales; las leyes mediante las cuales una sociedad elige gobernarse a sí misma (entre otras cosas), tienen una función educativa.
Elevar las uniones homosexuales al status de “matrimonio” proporcionaría un indubitable mensaje de que las uniones homosexuales ocupan el mismo plano moral que las uniones heterosexuales. Incontables neoyorquinos de todas las creencias rechazan la noción de que las relaciones entre personas del mismo sexo son meros reflejos de un “estilo de vida alternativo”, ni más objetable ni menos aceptable que un estilo tradicional de vida heterosexual.
Estos ciudadanos luchan mucho para educar a sus hijos en el reconocimiento de que no todas las expresiones de la sexualidad son moralmente equivalentes. Hacer extensiva la etiqueta de “matrimonio” a las uniones del mismo sexo configura un modo de que el gobierno les diga a esos niños que sus padres están equivocados, que sus sacerdotes, ministros y rabinos están equivocados, que las sociedades civilizadas a través de milenios, han estado equivocadas.
Nosotros opinamos, respetuosamente, que en ausencia de un consenso social amplio sobre este tema, el gobierno no debe intervenir transmitiendo ese mensaje.
El proyecto que se está tratando en Nueva York implicará también una amenaza directa a la libertad religiosa. A diferencia de medidas similares tomadas en algunos otros estados, este proyecto de ley no contiene ninguna clase de protección para las personas y las organizaciones religiosas. Prominentes profesionales en leyes, en consecuencia, están anticipando que si el proyecto se convierte en ley, las organizaciones religiosas y las instituciones podrían ser blanco de ataques legales y de severas penalidades. En tal sentido, un grupo de destacados profesores de derecho han escrito respecto a una legislación similar, “permitir (los matrimonios del mismo sexo)…sin fuertes acuerdos religiosos, conducirá a un conflicto pernicioso, amplio e innecesario entre los matrimonios homosexuales y la libertad religiosa”. (1)
Para decirlo simplemente, la legalización de los matrimonios homosexuales podría en peligro la libertad religiosa, inhibiendo la libertad de palabra y menoscabando el elevado status del matrimonio. Más aún, la misma haría circular un mensaje social que es profundamente ofensivo para muchos neoyorquinos, y que conducirá a nuevas erosiones futuras del tradicional concepto de familia.
Respetuosamente, pero en forma urgente, Agudat Israel los insta a votar por el “no” respecto a los matrimonios homosexuales.
Gracias por tomar en consideración nuestros puntos de vista sobre este tema tan sensible.
D.Z.
S.L
(1) Carta del Gobernador Baldacci de Maine, firmada por los Profesores de Derecho Thomas C. Berg, Carl Esbeck, Robin Fretwell Wilson, y Richard W. Garnett, Mayo 1, 2009
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