La juventud judía organizó el sábado 7 de noviembre, en Motze Shabat, el acto conmemorativo del décimo cuarto aniversario del magnicidio a Itzjak Rabín z’l, en el salón de actos de la sede Almagro de las escuelas Ort, al que asistieron, además de unos 200 jóvenes, el embajador del Estado de Israel en Argentina, Daniel Gazit, el representante de la Agncia Judía para América Latina, Rony Steinitz y diversos dirigentes de instituciones comunitarias-
Luego de emitirse un video sobre momentos significativos de la vida de Itzjak Rabín z’l, quien era el Primer Ministro del Estado de Israel cuando fue asesinado, se dirigió a los presentes el embajador Gazit, quien manifestó: “Nada ni nadie podrá devolver a Itzjak Rabín. Estamos aquí todos para recordar y conmemorar este hecho nefasto, inédito, el asesinato de Itzjak Rabín. El pueblo judío, el pueblo de Israel no tiene santos ni adora a las personas, lo difícil de hoy, lo difícil de conmemorar hoy es ese odio interno, que es el peligro de verdad que amenaza a nuestro pueblo, y ya probó la destrucción del Templo que este odio interno es lo que más tenemos que guardar y no dejar que crezca en nosotros. Una democracia no puede funcionar, no podemos tener libertad en el momento en que la violencia y el asesinato, dicta la vida política y controla las calles. Tenemos un camino, y tenemos símbolos de Itzjak Rabín para nosotros, en su vida, es un símbolo. Una persona, que no fue perfecta como cualquiera de nosotros, pero un gran líder. Cada uno que lo conocía apreciaba tanto su calor humano, sus cualidades de líder, de general, de político, que sabía dirigir a Israel en la guerra y en la guerra por la paz. Como él mismo lo dijo: la guerra para proteger al Estado de Israel, la guerra para poder vivir y la guerra para poder alcanzar la paz tan anhelada. Luchar por la paz, luchar toda su vida fue el destino de Itzjak Rabín y fue asesinado durante ese camino. Nosotros no vamos a dejar ese camino, no tenemos otro y no queremos otro. Rabín como soldado, tal vez en estos días vale mencionar a Rabín como ejemplo de soldado, como ejemplo del ejército, de Tzahal, que guarda la moral, pienso que la más alta del mundo, y eso no impide al mundo de atacarnos como si fuésemos criminales, como vieron recién (en el video) en la Asamblea General de las Naciones Unidas y en Asamblea de la Comisión de los Derechos Humanos. Todas esas mentiras y calumnias, a gente como Rabín, a gente que siguen el camino de Rabín, a gente que representan al Estado de Israel y al ejército de Israel. Parte de la guerra contra nosotros es esta guerra de calumnias, pero nosotros si vamos a seguir nuestro camino, nuestros valores. Los valores que significan para nosotros Rabín: luchar por la paz y luchar contra el odio y el fanatismo que nos impide la vida y nos impide llegar a la paz. Hoy, justamente esta noche, por razones extrañas, del clima, se cambió también en Israel el día de la conmemoración, que se realizó esta noche en la plaza Rabín, ya no es más la plaza Reyes de Israel, la gran asamblea que conmemora el asesinato y el camino de Rabín, este Motze Shabat, que curiosamente coincide con la Parashá de Vayiera – solamente este año – que menciona el sacrificio de Itzjak, no Rabín pero Itzjak. El sacrificio de Itzjak por el pueblo de Israel. Esta vez para Itzajak Rabín no había un carnero atado por sus cuernos ni un Ángel que grita para salvarlo. El grito queda para nosotros. Tenemos esta obligación de gritar, de conmemorar y de seguir este camino que él nos trajo”.
A continuación habló Dario Teitelman, recordó su vivencia personal de la noche en que Rabín z’l fue asesinado y finalmente, en nombre de los jóvenes, se dirigió a los presentes Alan Hofman, quien luego de reseñar aspectos de la vida de Itzjak Rabín expresó, entre otros conceptos: “Cambió de opinión muchas veces, pero su objetivo siempre fue el mismo: darle la posibilidad a su pueblo de vivir en su tierra, libres y en paz. La vida de Itzjak, nos muestra que un joven simple, como cualquier otro, puede y debe luchar por sus ideales, siempre. A veces no será grato para muchos, a veces se equivocarán. Sin embargo y a pesar de las dificultades, es un deber de todo hombre y de toda mujer nunca renunciar a sus sueños, siempre luchar, siempre actuar, siempre estar presente y nunca callar”.
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