La asociación jaredí Ayelet Hashajar anunció recientemente que ha logrado introducir el Ydishkeit en los kibutzim seculares.
“Hace pocos años atrás estuve en Degania (el primer kibutz de Israel) y pregunté dónde estaba la sinagoga”, recuerda el Rabino Shlomo Raanan, director de Ayelet Hashajar. El secretario me respondió: “Durante 100 años no hemos tenido ninguna, y tampoco tendremos ninguna en los próximos 100 años”. Dos años más tarde, volví a estar en Degania, en Simjat Torá, y señalando hacia la recientemente inaugurada sinagoga dije: “Esta es la verdadera Simjat Torá (la alegría de la Torá”.
Otras sinagogas más fueron abiertas y están activas en muchos kibutzim seculares del norte de Israel, como por ejemplo, Ein Jarod y Maoz Jaim, así como en otras comunidades seculares de la región como por ejemplo Tomrat.
Otro ejemplo de un kibutz que durante mucho tiempo careció de sinagoga es el de Givat Hashloshá, una de cuyas fundadoras repentinamente se dio cuenta de que quería conmemorar su “único día judío del año”, Iom Kipur, en su casa. La mujer llevó adelante una campaña solitaria para reunir un sefer Torá, Majzorim, conseguir un edificio, y ahora, después de unos pocos años, entre 15 y 20 personas intervienen en tefilot semanales de Shabat.
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