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Joaquim Josef tenía 12 años cuando Rabi Dasberg se acercó a él diciéndole: “Pronto será tu Bar Mitzvá y yo quiero enseñarte a leer de la Torá”.
Al principio Joaquim se resistió, pero con paciencia e insistencia Rabi Dasberg le ganó y Joaquim Josef comenzó a trabajar con un diminuto Sefer Torá, en Auschwitz.
Aún poniendo su vida en peligro, Rabi Dasberg había introducido clandestinamente el pequeño Sefer Torá en el campo de concentración y quería que Joaquim estudiara de allí. Al principio Joaquim dudaba, pero finalmente, a espaldas de los guardias nazis pero bajo sus propias narices, ellos lograron reunir un minián, y Joaquim estudió de ese Sefer Torá.
Luego de la “celebración” del Bar Mitzvá, Rabi Dasberg le hizo otro pedido a Joaquim: que se quedara con el Sefer Torá. Al igual que la vez anterior, Joaquim se rehusó al principio. ¿Cómo podía tomar él que era apenas un niño la responsabilidad sobre un objeto tan preciado? Rabi Dasberg le explicó: “Yo soy un anciano. Y probablemente no salga con vida de este lugar. Tú, en cambio, eres joven, y seguramente sobrevivirás”. Yo quiero que tú tomes esta Torá y que me prometas que le hablarás al mundo entero sobre ella”.
Finalmente, Joaquim aceptó. El tomó el Sefer Torá, y logró sobrevivir. Al terminar la guerra fue a parar a un campamento para refugiados y más tarde llegó a Israel. El guardó el Sefer Torá en un pequeño placard de su departamento. Y el Sefer Torá permaneció dentro de ese placard durante 57 años.
Un día, el astronauta israelí Ilan Ramon fue a consultarle al Dr. Joaquim Josef sobre ciertos asuntos relacionados con su misión a bordo de la nave espacial Columbia. Sin proponérselo, la conversación los fue llevando a hablar del Sefer Torá que estaba en posesión del Dr. Josef, e Ilan le pidió permiso para llevarlo consigo cuando hiciera su viaje al espacio.
La historia tuvo un final trágico, dado que el Columbia se prendió fuego y explotó en el momento en que estaba ingresando en la atmósfera terrestre. Pero la promesa hecha tantos años atrás se había cumplido. Todo el mundo pudo saber la historia del Sefer Torá que estaba a bordo de la nave espacial.
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