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Fundación IWO dio comienzo el pasado viernes 17 de julio a un proyecto destinado a homenajear a las centenares de personas, en su gran mayoría jóvenes, que hace 15 años colaboraron con la institución rescatando libros, documentos, obras de arte y objetos del destruido edificio de la AMIA para trasladarlos primero a un lugar seguro y luego limpiarlos y acondicionarlos nuevamente para poder ser utilizados.
Esta tarea permitió recuperar cerca de 60.000 volúmenes, más de 30.000 periódicos y revistas de todo el mundo judío, cerca de 10.000 fotografías, 2.100 discos de vinilo entre los que se cuentan las primeras grabaciones de tangos en idish, decenas y decenas de cajas con documentación original del pasado de la comunidad, 700 afiches que publicitaban actividades sociales comunitarias, algunos con más de 100 añs de antigüedad, 120 pinturas de la artista plástico nacido en Polonia Maurice Minkowski, estatuas e instrumentos musicales
El lanzamiento de este proyecto se efectuó en la sede de la Fundación IWO mediante un acto que contó con la presencia de los presidentes de la AMIA y de la DAIA, Guillermo Borger y Aldo Donzis respectivamente, y del secretario general de la AMIA, Julio Sclosser, directivos y funcionarios del IWO, cuatro rescatistas: Yael Szmulewicz, Silvia Cryan, Ariel Perelsztein y Diego Goldman, y la presencia de numerosos medios.
El director general de la Fundación IWO, profesor Abraham Lichtenbaum, explicó que están buscando contactarse con los 800 voluntarios, jóvenes y adultos, que rescataron la biblioteca, el museo, el archivo histórico y la musicoteca de la institución en los días y meses siguientes al atentado a la AMIA.
El presidente de la Fundación IWO Saúl Drajer manifestó “el atentado a la sede de la AMIA, donde funcionaba el IWO, no sólo terminó con vidas humanas, sino que significó también un atentado a la cultura”, a la vez que agradeció a los voluntarios por la tarea que realizaron arriesgando sus vidas.
Tribuna Judía dialogó con la profesora Ester Szwarc, directora académica de la Fundación, que fue la que organizó y dirigió todo el proceso de rescate. Ella nos contó que no bien fueron autorizados por las autoridades comenzaron a ingresar al edificio siniestrado desde lo que hoy es la sede de AMIA de la calle Uriburu saltando obstáculos y caminando por lugares que podían derrumbarse en cualquier momento. Lo hicieron en forma constante hasta que pudieron retirar todo lo que no fue destruido de los sectores que permanecían en pie, luego buscaron entre las ruinas y después en las siete pilas de escombros que se depositaron en la Ciudad Universitaria. También nos dijo que una vez que terminaron de recoger los materiales comenzó el proceso de limpiarlos, que también demoró mucho tiempo y que toda esa labor fue realizada por voluntarios que de esa manera permitieron recuperar gran parte del material que poseía el IWO.
Durante el acto que estamos comentando también hicieron uso de la palabra Guillermo Borger, Aldo Donzis, Julio Schlosser y los rescatistas presentes.
El acto concluyó con la exposición de cinco elementos rescatados: un libro de lectura que fue encontrados en los escombros de una sinagoga en Europa Oriental; lo que quedó de los dos relojes que estaban a la entrada de la Fundación, uno marcando la hora exacta del atentado y el otro el día y el mes; la máquina de escribir que utilizaba Samuel Rollansky, prestigioso intelectual judío que dirigió el IWO durante décadas y que todavía concurría en forma diaria a la sede de la Fundación y una escultura del artista Israel Hoffman.
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