Señor Director
Por la presente me dirijo a usted pues soy un judío datí apolítico, es decir que no participo de ninguno de los factores ideológicos de la comunidad, pero permanentemente preocupado por la constante pérdida de los tradicionales valores que distinguieron a los judíos a través de los siglos.
Hace algo más de un año, en las últimas elecciones de la AMIA fui uno de los más de siete mil socios que concurrió a votar y lo hice por el Bloque Unido Religioso pues, como ya dije, soy datí hijo de padres religiosos que vinieron de chicos traídos por mi abuelo que también era observante de las mitzvot
La verdad es que me alegre cuando me enteré que hombres identificados con la Mizrahi serían quienes gobernarían la Kehila pues consideré que por fin se modificarían ciertas cosas en la AMIA y que verdaderamente se encararía una acción para evitar que sigamos perdiendo miembros de la comunidad debido a su alejamiento de todo lo que es ser judío. También pensé que cambiarían algunas cosas, por ejemplo que la editorial de la AMIA además de continuar publicando libros seculares también incluiría algunos relacionados con la datiut y dejaría de editar textos antirreligiosos, como por ejemplo “La ecología en la Biblia”.
Pero lo que nunca me imaginé que se utilice la Editorial Milá para hacer política, atacar a los jaredim y acusar a los grandes rabinos de los años ’20 y ’30 del siglo pasado de ser culpables de que murieran en la Shoá centenares de miles de judíos, y esto no sólo no lo imaginé sino que me molesta de sobremanera.
Usted se preguntará a que me refiero, ahora lo voy a explicar. Hace unas semanas me enteré que Editorial Milá, de la AMIA, había publicado un libro escrito por un rabino y fui a una de las librerías que están en El Once y lo compre. Me refiero a “El Estado Judío a la Luz de las Fuentes”, del Rabino Yaacov Moshé Bergman, que de acuerdo a lo que informan en la solapa es un rabino identificado con la Mizrahi, que además fue funcionario de ese grupo político en Brasil.
Al leer el libro me asombre debido a que además de difundir la ideología de un movimiento político religiosos, la Mizrahi, a la vez afirma que los ultra religiosos, los jaredim que se oponían y se oponen al sionismo realizador no tienen el nivel para entender lo que ellos proponen. Pero lo más grave es cuando distorsiona la realidad histórica dando a entender que un importante porcentaje de las víctimas del nazismo lo fue debido a que siguieron las indicaciones de los rabinos que en Europa Oriental no eran de la Mizrahi. Un ejemplo de lo que digo es el siguiente párrafo de la página 62: “Hoy tenemos la suficiente perspectiva histórica como para peguntarnos: ¿Qué aconteció con los judíos que no inmigraron a Eretz Israel desde Europa Oriental pues su Rabinos temían a la secularización en territorio patrio? O los exterminó físicamente el holocausto o sobrevivieron en la Europa Oriental de la posguerra y vivieron bajo regímenes comunistas donde sufrieron el exterminio espiritual”.
La realidad es que en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial para emigrar a Eretz Israel era necesario contar con certificados que otorgaba la Agencia Judía y esta institución le otorgaba el 90% de los certificados a los judíos no religiosos y el 10% a los datiim, pero no a todos los datiim sino casi en forma exclusiva a los que eran miembros de la Mizrahi. Esta división en el otorgamiento de los certificados no tenía nada que ver con la realidad de la población judía que vivía en esos años en Europa Oriental, donde en su mayoría eran observante.
Mi zeide z’l, que como dije era datí, a fines de los años ‘20 quería irse de Polonia debido, por un lado, a que ya se vislumbraba que habría una nueva guerra, y por otro a que el antisemitismo se expandía cada día más. Su intención era hacer alía,por indicación del Admur de Gur z’l, pero no consiguió que la Agencia Judía le otorgara los certificados para él, su mujer y sus hijos, así que luego de esperar un tiempo prudencial decidió ir al único lugar donde le permitían entrar, Sudamérica y llegó a la Argentina y luego de varios meses de arduo trabajo pudo hacer la “llamada” para su familia y por eso estamos nosotros hoy acá. Es decir que no fue debido a que los rabinos tenían miedo a que haciendo alía los judíos se secularizaran que los judíos datim permanecieron en Europa Oriental sino a que la Agencia Judía no les entregaba los “certificados”, pues sus dirigentes no querían que los religiosos fueran a vivir a Eretz Israel.
Esto que afirmo es tan cierto, que en una nota que se publicó en la edición Nº 11 de Tribuna Judía se lo afirma. Me refiero a la nota “Inmigrantes yemenitas quieren preservar la tradición” (pág. 14). Allí dice textualmente “La política de absorción del primer gobierno israelí para más de 45.000 yemenitas que llegaron a través de la Operación Alfombra Mágica, en 1949, provocó un desastre en esa comunidad. Los chicos eran separados de sus padres y enviados a kibutzim no observantes, los varones tenían que cortarse las peot y los guías los instaban a cortar naranjas en Shabat”.
Pero no sólo ocurrió con los yemenitas, pues algo muy parecido pasó con los Ialdei Teherán, millares de chicos que sobrevivieron a la Shoá pues sus padres, en su gran mayoría datim, los entregaron a la Iglesia Católica para que los escondiera en sus conventos antes de que fueran apresados por los nazis. Terminada la guerra, rabinos de Eretz Israel fueron a rescatarlos y los llevaron a Israel a través de Teherán para tratar de evitar que los ingleses les impidieran el ingreso al país. A esos chicos también se los envió a kibutzim y se los obligo a comer taref y realizar tareas prohibidas en Shabat y Jaguim.
Para finalizar, vuelvo a repetirle que la AMIA este en manos de hombres de la Mizrahi no me molesta, pero no entiendo por que la Editorial Milá no edita libros sobre como acercar judíos que no tienen los mínimos conocimientos de que es ser judíos en lugar de usarla para hacer partidismo político.
Sin más me despido con mi más cordial Shalom
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