Según datos provistos por el Comité Federal de Prisiones, un récord de 5.360 prisioneros alojados en prisiones federales están recibiendo alimentos Casher en todos los 114 establecimientos, dentro de los EE.UU. Entre ellos, 3.268 se identifican a sí mismos como judíos.
Si bien tuvieron que sortearse obstáculos por la negativa de algunos funcionarios de prisiones estatales a proveer de alimentos casher, el CFP se rige por una cantidad de medidas decretadas por la corte en relación a los mismos. Sus integrantes han informado que en la cocina principal de cada establecimiento se ha destinado un espacio para la preparación de “alimentos certificados de dieta religiosa”, que es el término que el CFP utiliza para los alimentos Casher.
Todos los alimentos calientes son comercialmente empacados y congelados, y certificados de acuerdo a un modelo judío ortodoxo confiable y nacionalmente reconocido. Las fuentes de comida para los presos para las que el capellán tiene que exigir una certificación específica, son distribuidas a través de la cadena principal de servicios en los tiempos normales de comida, a fin de posibilitar que todos los presos coman al mismo tiempo.
Los productos Casher también pueden conseguirse en la comisaría de la prisión. Para recibir alimentos casher, los presos deben remitir un pedido a través del capellán local. Sin embargo, no es necesario confirmar cuál es la religión del prisionero, lo cual explica porqué sólo 3.268 prisioneros se identificaron a sí mismos como judíos.
Felicia Ponce, una especialista en relaciones públicas del CFP, estima que los pedidos de alimentos casher obedecen a cuestiones predominantemente religiosas, si bien no todos son hechos por judíos. Ponce afirma que anteriormente, muchos de los pedidos casher estaban basados en preocupaciones dietarias o de salud, pero que a partir de la iniciativa del CFP de servir comidas más balanceadas, estos se han modificado.
Sin embargo, pese al cambio, la cantidad de prisioneros casher que se encuentran en cárceles federales ha aumentado significativamente durante la última década, aunque se carece de cifras exactas.
El CFP atiende también pedidos de los presos de jugos de uva, jalá y otras comidas esencialmente religiosas para el Shabat y otras festividades judías.
“La observancia de una dieta religiosa está protegida como un derecho constitucional”, afirma Ponce. “El Comité de Prisiones toma muy en serio su responsabilidad para hacer cumplir la constitución y los derechos que brinda a todos los individuos, aún aquellos que están encarcelados”.
Los oficiales de las prisiones federales han aprendido mucho en los últimos años respecto a la cashrut, e incluso participan de eventos de comercio de alimentos casher como el Kosherfest.
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