La Voz Judía


La Voz Judía
Vos no sos voz
Por Dr. Alberto J. Rotenberg, Co-director de Comunidades

Esta nota es una de las editoriales publicada por el periódico Comunidades en su última edición, Nº 463 del 8 de junio, y su autor, el doctor Alberto Rotenberg es uno de sus codirectores y vocal de la Comisión Directiva de la AMIA en representación del Bloque Unido Religioso. TRIBUNA JUDÍA la reproduce, con la debida autorización, pues considera que enfoca con claridad uno de las graves contradicciones que se producen en nuestra comunidad.

Existen en nuestra comunidad varios medios de comunicación que aparecen regularmente, a los que se suman fascículos semanales con mensajes de nuestra sagrada Torá, básicamente conteniendo comentarios de la Perashá semanal.
En la primera semana de junio apareció una -por decir de alguna manera- “nueva” publicación. Me refiero al “Número 1” de “La voz judía”, nombre con el que en realidad se identificaba un periódico que dejó de salir hace algunos meses. Esta nueva versión aparece en diferente formato, como una publicación de Agudat Israel Argentina. Y en la tapa, sin firma de autor, aparece una nota presentación que dice textualmente:
“El tzibur jaredi (n. de a.: se refiere a la gente observante) y muy especialmente los benei torá no utilizan la prensa común ni los medios de difusión populares por carecer éstos de los requisitos mínimos que requiere la torá en cuanto a emet (n. de a.: verdad) y tzeniut (n. de a.: recato) se refiere. Y, lamentablemente, aún en ciertos medios de comunicación comunitaria falta haskafá (n. de a.: aprobación rabínica) en sus artículos, se difunden actividades de ‘todas las corrientes’ del judaísmo e incurren en falta de tzeniut en los avisos publicitarios. Por eso, y para aquellos que desean mantener la kedushá en sus hogares, hemos confeccionados esta síntesis de noticias…”.
La lectura de este texto me llevó a varias reflexiones.
En primer lugar, el Rab. Abraham Serruya comentó en su alocución del último Shabat, a propósito de esta peligrosa epidemia de gripe que azota al mundo entero, que una de las principales vías de contagio se produce cuando llevamos nuestras manos a la boca, si antes involuntariamente tocamos con ellas algún objeto donde posaba el virus. Así que, metafóricamente, debemos tener especial cuidado en mantener cerrada nuestra boca, seguramente para evitar caer en el “lashón hará”, la grave transgresión de hablar mal de los demás.
En esta conducta incurre La Voz Judía. Que nada tiene que ver con la anterior, recreada actualmente en el periódico Tribuna Judía, que al igual que Comunidades y otros fascículos como los editados por Rab Oppenheimer de Ajdut Israel, el Rab Freue de Or Torá, el Rab Mizrahi de Or Mizrá, o el Rab Saiegh de Ahabat Ajim, son leídos por nuestra comunidad, cada uno con su propuesta editorial, en un marco de respeto por el prójimo.
Por otra parte resulta llamativa la descalificación de la difusión de las actividades de todas las corrientes, alusión implícita a nuestro medio. El carácter llamativo reconoce dos aspectos. En estas páginas, así como desde hace casi veinticinco años se informa qué es lo que ocurre en las distintas instituciones, siempre hemos sostenido la lucha contra la asimilación y los matrimonios exogámicos, destacando la Torá como única fuente de nuestra identidad y alertando sobre el respeto y la importancia de los contenidos judaicos por sobre “el envase”, que por más atractivo que parezca, si se contrapone a lo prescripto por nuestros libros sagrados conduce inexorablemente al alejamiento de nuestras raíces. Pero por otro lado, llama la atención la actitud descalificatorias porque no se condice con las negociaciones políticas realizadas con los líderes de esas “corrientes” para acordar la conducción de los destinos de nuestras instituciones centrales, dejando de lado los compromisos asumidos con el “tzibur jaredí” -que tanto dicen que les preocupa-.
Todos estudiamos cómo Moshé Rabenu, frente a los pecados cometidos por los judíos, inclusive por su propia hermana Miriam, pedía al Creador que perdonara a los trasgresores. Si el propio Moshé, cuya elevación espiritual nos resulta difícil de cuantificar, rogaba el perdón en su espíritu humilde y piadoso, ¿quién es más que él para atribuirse ser el único dueño le verdad vulnerando el respeto que merecen los demás rabinos y cada judío en particular?
Estamos entrando este 17 de Tamuz, el 9 de julio, en las tres semanas aflictivas, que culminan el 9 de Av, cuando recordamos entre otras tragedias la destrucción del primer y segundo Beit Hamikdash. Precisamente, la destrucción de esta segunda Casa Santa se debió al odio gratuito entre hermanos. ¿Habrá llegado el momento de transformar los conmovedores discursos de Tishá VeAb en conductas concretas, dejando de promover el odio y la discriminación entre hermanos, procurando transmitir nuestra sagrada Torá no sólo con las palabras sino con el ejemplo?
Esto es lo que esperamos, sobre todo de nuestros líderes espirituales que guían nuestros pasos, para que podamos ver construido el Tercer Beit Hamikdash pronto en nuestros días.

 

La tribuna Judia 11

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