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Quisiera dedicar este artículo a un problema a raíz del cual nosotros, aquí en Israel, todavía seguimos sufriendo. Me estoy refiriendo a la dictadura del sistema secular israelí de la Corte.
Como ya he mencionado en otras oportunidades anteriores, los jueces de la corte secular toman decisiones que ignoran los sagrados principios de nuestra vida religiosa que fueron garantizados por medio del documento de status-quo que Agudath Israel obtuvo de la Agencia Judía antes del establecimiento del estado.
Como es sabido, Israel es un país democrático. Las leyes democráticas así como las decisiones son decididas por la Knesset, la cual fue elegida por el voto popular.
En el otro extremo están los jueces de la Suprema Corte, que no son elegidos democráticamente; ellos son aprobados principalmente por jueces de la Suprema Corte, y ellos traspasan sus atribuciones cuando llevan a cabo medidas dictatoriales referidas a los principios Halájicos.
Ellos también orientan sus decisiones hacia la izquierda, la cual refleja sus más sólidos puntos de vista.
Mientras que en los EE.UU. se trata de mantener un equilibrio entre jueces de diferentes opiniones, en Israel, los jueces de la corte que en su mayoría son izquierdistas, tienen el poder máximo para elegir a aquellos que ocuparán su lugar.
Hace poco, el ex presidente de la Corte Suprema de Israel, Aharon Barak, dio un discurso que puso en evidencia ante el público cuán prejuiciado está. El discurso fue fuertemente criticado por la derecha, e incluso por la izquierda. Hasta el Prof. Amnon Rubinstein, quien fue ministro en representación del izquierdista Partido Meretz, criticó el discurso de Barak. Aunque el Sr. Rubinstein está decididamente a favor de tomar en consideración los derechos humanos de los palestinos, él dice que debemos considerar también la situación global de la seguridad, algo que aparentemente Barak no hace.
Como ya mencioné previamente, hace unos diez años atrás el Judaísmo Ortodoxo organizó una manifestación masiva a la que concurrió medio millón de personas para expresar con claridad su firme oposición a la intromisión de las cortes seculares en los principios religiosos. Posteriormente, hasta los expertos –no religiosos- en legislación salieron a criticar duramente a los jueces de la corte secular israelí por atribuirse el derecho de ir más allá de lo que sus atribuciones lo permiten.
Cada vez que los izquierdistas antirreligiosos pierden en alguna votación en la Kneset, ellos recurren a la Suprema Corte con sus peticiones, sabiendo que así tienen mayores posibilidades de ganar.
He aquí algunos ejemplos de los fallos de la Corte Suprema: la obligación de que el ejército se retire algunos kilómetros de la muralla de seguridad a fin de que los pastores palestinos puedan entrar más fácilmente a sus campos de pastoreo; el fallo en contra de una ley de la Knesset que prohibe la venta de porcinos; la objeción impuesta por la corte suprema al aplazamiento del servicio militar para los estudiantes full-time de Yeshivá; y el fallo contra el uso de la presión física en sospechosos de terrorismo, incluso antes de un ataque terrorista inminente.
Como podemos observar, los fallos de la Corte Suprema son un peligro para el Estado de Israel.
Recientemente fue elegida una comisión de designación de jueces –que incluye a unos pocos miembros del ala derecha. Nosotros esperamos que ellos elijan a jueces que hagan que la Corte sea un poco más representativa del Estado de Israel.
Nosotros realmente rogamos a D”s para que nos otorgue lo que pedimos diariamente, tres veces al día, en nuestras plegarias: “Restaura a nuestros jueces de antaño y a nuestros consejeros como era en el comienzo”.
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