Uno de los problemas más dañinos y menos reconocidos que los padres deben enfrentar durante la crianza de sus hijos, es la falta de sueño.
Algunos de los efectos obvios de la falta de sueño aparece en el niño en conductas caprichosas, irritables, y en berrinches. Todos ellos podrían desaparecer rápidamente si se agregaran más horas de sueño. Muchas veces los niños no son tan desobedientes como parecen sino que están demasiado agotados.
Los chicos que duermen aunque sea una hora menos de lo conveniente por noche, muestran un marcado descenso en la atención y en la memoria durante el día. Más del 70% de niños con trastornos de la conducta y la atención tienen problemas de sueño.
Más aún, los efectos de la falta de sueño sobre la conducta y la capacidad de aprendizaje pueden ser de larga duración. Algunos investigadores que hicieron un seguimiento de patrones del dormir en un grupo de estudio, desde el nacimiento hasta la adultez, descubrieron que los preescolares que duermen menos, al llegar a la adultez eran más depresivos y agresivos.
La falta de sueño también puede hacer que los niños sean más susceptibles de enfermarse. Un nuevo estudio muestra una clara vinculación entre la falta de sueño y la obesidad. Los niños que duermen menos de 12 horas por noche, desde su nacimiento hasta los dos años, tenían el doble de probabilidades de tener sobrepeso al llegar a los tres años.
¿Cuánto es suficiente?
Lo que se recomienda, en general, es: hasta los 6 meses, dormir por lo menos 14 horas diarias. Entre los 6 meses y el año, entre 12 y 14 horas. De 2 a 12 años, entre 10 y 12 horas. Y de 12 a 18 años, alrededor de 10 horas.
Aún cuando el sueño ininterrumpido es importante, las investigaciones demostraron que quien duerme más horas, aunque se despierte más a menudo durante la noche, puede funcionar mejor que los niños que duermen pocas horas, aún cuando no se despierten en la noche.
Por supuesto, los bebés no duermen todas esas horas de manera ininterrumpida. Pero con el tiempo, el ritmo circadiano del recién nacido se va adaptando y lentamente va comenzando a dormir todas las horas requeridas durante la noche.
Consejos
Trate de que sus hijos se despierten todos los días a la misma hora. Durante las vacaciones, intente que no se levante más de una o dos horas de lo habitual.
Si no es un día con sol, prenda las luces como señal para el cerebro de que es tiempo de levantarse.
Asegúrese de que su hijo no esté sobreexcitado, tenso o preocupado a la hora de irse a la cama.
Impídale realizar ejercicios extenuantes o actividades agotadores por lo menos dos horas antes de irse a dormir. Apague todas la luces a la hora de ir a dormir.
Acuerde alguna señal que signifique "ya es tiempo de irse a dormir", como recitar el Shemá o dejar algún sonido suave si su hijo lo pide.
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