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"Mi alma se ha adherido a Ti, Tu diestra me sustenta"
Salmo 63, 9.
La medicina en la actualidad esta cruzada por una linea divisoria que separa dos campos cuya separaciòn se ahonda cada vez mas, planteando un conflicto en la pràctica de muy difìcil resoluciòn...En primer lugar, el desarrollo de àreas como la Genòmica, donde el adelanto en la identificaciòn de los diferentes genes(porciones de ADN), y su funciòn en la actividad celular,implica la posibilidad de conocer el Mapa Genètico de cada individuo y la posibilidad de evaluar en intimidad y en la profundidad de la sustancia responsable de la herencia o por lo menos de los rasgos y caracteres fìsicos, la tendencia a que tal persona pueda desarrollar tal o cual enfermedad.La sangre es aquel tejìdo de los mas accesibles que permite obtener las células sanguineas necesarias para estos estudios.
La genètica tambièn presta servicios en otros campos, que tienen que ver con investigaciones policiales y criminales y tambièn legales cuando se plantean conflictos de filiaciòn.
En contraste o a modo de contrapunto con este adelanto que asombra tanto al pùblico como a los propios mèdicos, aquellos que actuamos en medicina asistencial, asistimos a diario y podemos apreciar un enorme deterioro del vìnculo o relaciòn entre las personas(entiendase vecinos o amigos o en el seno de la propia familia).Padres e hijos alejados o peleados, hermanos y primos distanciados, constituyendo la base o la matriz de una multiplicidad de sìntomas y nucleos patològicos.Donde la soledad y la depresiòn y la angustia solo pueden encontrar unas pequeñas gotas de contenciòn.Entiendase la oreja de un mèdico o durante la sesiòn con un terapeuta(psicòlogo o psiquìatra).
Para el final entonces, este claro-oscuro.Esta realidad dual.La biologìa y la genètica y lo sanguineo impresionan divorciados del vìnculo.Los afectos se han perdido, y un ser humano atrapado entre lo hereditario y lo adquirido.
Como broche terminal, que importante es el trabajo de la Torà, que reune o liga materia y espìritu, trabajando siempre por la unidad y la complementaridad de las cosas en contrario con esa àrida realidad de aquellos descreìdos que viven una existencia fragmentada y atomizada.
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