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AJN.-Cuando falleció el Gran Rabino Menajem Mendl Schneerson, muchos vaticinaron el final del movimiento. Sin embargo, creció en cantidad de rabinos y de adeptos, y el investigador Isaac Krauss analizó el fenómeno.
Catorce años después de la muerte del Gran Rabino de Jabad Lubavitch Menajem Mendl Schneerson y luego de que muchos aseguraran que así finalizaría el movimiento, la organización religiosa ortodoxa creció, tiene miles de adeptos y aproximadamente 3.500 rabinos en todo el mundo.
Luego de su muerte, en 1994, el movimiento se fortaleció: en 1994, había entre 600 y 700 rabinos. En el último congreso realizado en 2007, participaron unos 3.500, provenientes de diversos países.
En un artículo publicado por el diario israelí Yedioth Aharonot, el investigador Isaac Krauss analizó como fue posible el éxito sin un líder tan importante y sin el nombramiento de otro nuevo.
Según Krauss, hay que remontarse a las palabras de Schneerson en 1991 cuando focalizó en el resurgimiento que vendrá tras la llegada del Mesías.
En este sentido, dice Krauss, pueden hacerse dos críticas al rabino principal y a sus jasidim (seguidores), descendientes del Rabino Baal Shem Tov, que proponía servir a Dios con alegría: por un lado, la falta de conciencia sobre el concepto mesiánico y la redención, y por el otro, la falta de acciones para que el público en general comprenda el tema.
"Hagan todo para atraer la redención, yo lo hago. Es deber de ustedes actuar con alegría, para lograrla finalmente", afirmó Schneerson en una de sus alocuciones.
Sus dichos abarcaban siempre a hombres, mujeres y niños.
El Rabi fue el séptimo de la dinastía y el "último del exilio y el primero en la redención" , tal como definió su época.
El 3 de Tamuz, día de su muerte, es para los miembros de Jabad un día de instropección, tal cómo lo pidió él.
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