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A la "Operación Ajedrez", en la que fuera liberada Ingrid Betancur, la rehén más famosa del mundo, la llaman también "Operación Entebbe del Ejército Colombiano". Y hay, parece, más de una razón para ello.
"No puedo creer que estoy acá", dijo Ingrid Betancur, en rueda de prensa después de su liberación. "No conozco precedentes de operativos tan perfectos. Quizás sólo entre los israelíes. El operativo que hubo aquí me recuerda los impresionantes operativos comando de ellos".
Y no es por casualidad. Según fuentes de seguridad en Israel, la información sobre la ubicación exacta de Betancur fue lograda, entre otros, con la ayuda de aviones sin piloto y sistemas de escucha e inteligencia electrónica de fabricación israelí.
Pero no se termina allí: ex altos oficiales del ejército israelí y de la comunidad de inteligencia israelí participaron en la capacitación del ejército colombiano y su preparación para el complejo operativo.
Según informa Yediot Ajaronot en su edición de hoy, el general (RE) Israel Ziv fundó, a su retiro del ejército, una empresa de asesoramiento militar. En el último año y medio se ha desempeñado como asesor especial del sistema de defensa colombiano. Decenas de ex miembros del Shin Bet y de unidades especiales israelíes trabajan para él en Bogotá.
Según diversas noticias publicadas en medios latinoamericanos, Ziv y sus hombres brindan asesoramiento y capacitación de inteligencia a las diversas unidades en el ejército de Colombia, así como entrenamiento especial a las unidades de elite.
Ziv negó ayer la participación directa israelí en el operativo, pero indicó que "nuestro aporte estuvo dado por la construcción de su capacidad operativa. Hay límite a lo que puedo revelar, pero estuvimos profundamente involucrados en el tipo de acción de las fuerzas especiales. Los colombianos hoy se nos parecen mucho en determinación, originalidad y audacia".
Teatral operativo. ¿"A la Entebbe" ya dijimos?
Los preparativos, cuenta el diario israelí de mayor tirada, comenzaron en febrero, con la infiltración de espías del ejército en la organización de los secuestradores, las FARC.
También lograron infiltrar espías en el comando superior de las FARC, el "Secretariado", y enviar mensajes erróneos por la red de comunicación de la organización a las diversas comandancias de la organización, que creyeron que recibían mensajes del nuevo comandante, Alfonso Cano.
En los mensajes ordenaron trasladar por aire a Betancur y a otros 14 rehenes a un encuentro con Cano. Los mensajes prepararon el terreno para el rescate.
Betancur y los restantes rehenes se despertaron a las 4 de la mañana de anteayer. Los miembros de la célula de las FARC que los custodiaba fueron persuadidos por agentes del ejército colombiano que helicópteros de una organización ficticia cercana a las FARC los recogería y los trasladaría a una base con vistas al encuentro con Cano, y llevaron a Betancur y a los demás a un punto de encuentro en la jungla.
Los helicópteros civiles blancos y sin señal alguna, aterrizaron, y de ellos salieron soldados comando colombianos vestidos de guerrilleros de las FARC, y con camisetas con el retrato del Che Guevara. Se comportaron con brutalidad e insultaron a los secuestrados.
Dos guardias subieron a los helicópteros junto con los rehenes, entre ellos, también, el jefe de la célula. Luego que los helicópteros despegaran, los soldados comando dominaron a los guerrilleros con sus pistolas, luego de una breve lucha. No fue disparado un solo tiro.
"Somos soldados del ejército de Colombia. Ustedes están libres", dijeron los emocionados soldados de rescate a los más emocionados y asombrados rehenes.
Del lado de los buenos
Para el analista israelí de asuntos de espionaje e inteligencia, Ronén Bergman, así hayan entrenado o no los israelíes al comando que rescató a Ingrid Betancur de manos de las FARC, no cabe duda que las decenas de militares y hombres de inteligencia israelíes, presentes en el último año en Colombia han mejorado notablemente su capacidad operativa.
Es importante, dice Bergman, diferenciar entre esta ayuda, brindada con conocimiento y autorización de Tzahal y el ministerio de Defensa israelí, y dada al ejército regular colombiano en su lucha -la mayoría de las veces justificada y moral- contra organizaciones terroristas, bandas y carteles de la droga, por un lado, y la ayuda dada en los años '80 por Yair Klein y otros ex militares al Cartel de Medellín y a otros delincuentes, por el otro. "Esta vez, para variar, estamos del lado de los buenos", dice el analista.
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