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Israel acaba de celebrar el “Día de Jerusalem”, el 28 de Iyar (correspondiente al 2 de Junio del calendario común). Ese es un día muy especial ya que recuerda cuando hace 41 años –durante la Guerra de los Seis Días- pudimos volver al más sagrado de los lugares sagrados, el Kotel Hamaaraví, luego de 19 años de haber estado impedidos de hacerlo.
No existen palabras para describir el vínculo de alegrías y tristezas que nosotros tenemos con el Kotel Hamaaraví.
El 28 de Iyar, Iom Ierushalaim, conmemora no sólo el retorno al Kotel Hamaaraví, sino también el haber retornado y recuperado en nuestras manos el terrotorio original de Eretz Israel.
La Guerra de los Seis Días fue un hecho realmente histórico en ese sentido por primera vez en 2.000 años, haber vuelto a tener en nuestras manos a Eretz Israel. Es con ese espíritu con el que celebramos cada año Iom Ierushalaim, el día 28 de Iyar.
Estoy escribiendo esta columna luego de acabar de regresar de la Ciudad Vieja de Jerusalem, el día de Jerusalem, Iom Ierushalaim. He visto a miles de personas corriendo hacia el Kotel Hamaaraví. Es difícil describir lo que se siente al ir hacia el Muro Occidental, el remanente del Beit Hamikdash, desde el cual la Shejiná (Divina Presencia) nunca partió. Nosotros nos emocionamos mucho cuando hablamos o leemos o pensamos respecto a Jerusalem.
Como se sabe, hace 41 años, en vísperas de la Guerra de los Seis Días, cuando los países árabes que rodean a Israel habían movilizado a sus ejércitos y estaban amenazando con – D”s no permita- barrer a todos los judíos de la Tierra Santa, Israel hizo un llamamiento a Jordania a través de las Naciones Unidas, pidiéndole al Rey Hussein que no se uniera a esa guerra que estaba por comenzar. Este llamamiento no fue aceptado debido a la presión que ejercía el mundo árabe sobre el Rey Hussein, cuyo ejército atacó fuertemente a Israel.
Como consecuencia, Israel fue forzado a luchar en la guerra que condujo a la recuperación de partes de Eretz Israel, incluída la Ciudad Vieja de Jerusalem y el Kotel Hamaaraví, el Muro de los Lamentos.
Yo pertenezco a una familia que, gracias a D”s, ya cuenta con 11 generaciones en la Ciudad Sagrada de Jerusalem. Nosotros no olvidaremos el período de 19 años cuando parte de la Ciudad Sagrada de Jerusalem estaba en manos de los árabes y nosotros no podíamos ir al “Kotel Hamaaraví”.
Por lo tanto, es difícil para nosotros aceptar el reciente reclamo de la Casa Blanca, que está en contra de la construcción de departamentos en Jerusalem Oriental. Esto surgió en medio de un informe que hablaba de que el Ministro de Vivienda de Israel había aprobado la construcción de 884 departamentos en los barrios de Har Jomá y Pisgat Zeev. Si bien estos barrios forman parte de Jerusalem, ellos están “sobre la línea verde”, dado que fueron construidos en la tierra que fue recuperada en la Guerra de los Seis Días. Nosotros creemos que debe ponerse un punto final a la aceptación, por parte de Israel, de semejantes demandas provenientes de los EE.UU.
Si bien nuestros amigos, los EE.UU., son merecedores de nuestra confianza por su respaldo a Israel, nosotros no debemos aceptar tales requerimientos.
Aquellos que hablan en nombre de la Casa Blanca no puden sentir lo que nuestra Ciudad Santa de Jerusalem –la Ciudad de David original- significa para nosotros. Del mismo modo que nadie osaría decirles a los EE.UU. si se puede construir en Washington, o decirle a Inglaterra si se puede construir en Londres, nadie puede por cierto decirle a Israel que interrumpa la construcción en ninguna parte de la ciudad sagrada de Jerusalem, que tiene una historia tan especial, y hacia la cual todo el pueblo judío guarda tan profundos y emotivos sentimientos.
En ocasión del Día de Jerusalem, mi hijo, el diputado Rab Meir Porush, hizo una importante propuesta: establecer un foro del Bloque Jerusalem –que incluiría a Jerusalem, Gush Etzion, Maalé Adumim, Guivat Zeev y Betar Illit- con el fin de fortalecer la unión de Jerusalem y de los asentamientos que la circundan. El explicó que cada una de esas ciudades y asentamientos continuarán teniendo un consejo municipal propio, pero que establecerían un organismo de gobierno conjunto que incluiría a todos los alcaldes, que se reunirían para comparar sus planes de desarrollo y para debatir sobre sus mutuas necesidades. Rab Meir Porush dijo que en el Día de Jerusalem, nosotros debemos recordar no sólo la importancia de mantener indivisa a Jerusalem, sino también el futuro político y económico de los asentamientos que rodean a Jerusalem. El también expresó sus quejas porque el gobierno había congelado las edificaciones sobre la línea verde, incluyendo los barrios de Jerusalem, y esto sin haber existido una decisión del gobierno o una discusión en la Knesset, y en contra de la voluntad de la mayoría de la población.
El establecimiento del foro del Bloque Jerusalem advertirá a la población sobre los peligros de las negociaciones realizadas por el gobierno para –D”s no permita- quitarnos partes de Jerusalem y de los asentamientos que están alrededor. La propuesta de mi hijo, para fortalecer a Jerusalem y los asentamientos circundantes, fue recibida con gran admiración.
Yo me permito convocar a todo el pueblo que está más allá de las fronteras para que cualquiera que tenga la posibilidad de construir un hogar en Jerusalem, lo haga. De esta manera, lo tendrían listo para cuando vengan a Jerusalem, y hasta entonces podrían alquilarlo a parejas jóvenes que vienen a vivir aquí.
Ahora que acabamos de celebrar el Día de Jerusalem, 41 años después de la victoria que tuvimos –con la ayuda de Hashem- y que nos permitió regresar al sagrado Kotel Hamaaraví, nosotros seguimos agradeciéndole a D”s por lo que hemos recibido, y le rezamos para que D”s nos de la gracia de no perder lo que hemos conseguido, y para que traiga, pronto, en nuestros días, la completa redención para el pueblo judío.
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