La Voz Judía


La Voz Judía
El Arco de Tito: Am Israel Jai

Me alejé lentamente del Coliseo de Roma. Completado en el año 80 de la E.C. por el emperador Tito fue utilizado por más de 500 años para incontables juegos de gladiadores y espectáculos sangrientos. Algunos sospechan que estuvo financiado inicialmente por el botín tomado del Templo de Jerusalem en el año 70. Sin duda, un monumento mortífero de la civilización romana.
Dando mi espalda a sus pasados horrores, ingresé en la Vía Sacra, la conocida calle empleada para llegar hasta el Foro Romano y su entrada triunfal: el Arco de Tito. El infame arco rodea las ruinas del Foro y enfrenta a su gemelo, el Arco de Septimius Severus, del lado opuesto.

El Arco de Tito fue construido en 81 E.C. por el emperador Domitiano, el hermano de Tito, para conmemorar la victoria sobre la revuelta de los judíos y la destrucción del Templo de Jerusalem. El señala la derrota militar de los judíos frente al paganismo y lo que podría observarse fácilmente como el comienzo de la creación del mundo cristiano. Pero lo que es más importante aún, el recuerda la separación entre los judíos y D”s que perdura hasta nuestros días. La diáspora de nuestra tierra y nuestra Avodá aún carcomen el espíritu judío.

Desde dentro del arco, mirando hacia el Foro, hay dos relieves en mármol enfrentados. A la derecha, se ve a Tito entrando triunfalmente a Roma, en tanto que a la izquierda se representan los restos del Templo. Las trompetas de plata y la Menorá de oro, se pueden observar con claridad. Yo me senté y cubrí mis ojos como señal de duelo por nuestro castigo. Mirando el Arco de Tito y sus esculturas en relieve, yo era testigo directo de la cólera Di-vina.
Tratando de contener el dolor, me di cuenta de que esa antigua pieza artística debía ser vista dentro de su contexto histórico como cualquier otra obra de arte. Lo primero que me impactó fue el imponente espacio que el Arco de Tito ocupaba. Durante cientos de años los romanos se dirigían al Foro, el corazón de la vida política, social y religiosa del Imperio; en la parte superior se puede leer la inscripción en Latín que dice “El Senado y el Pueblo de Roma (dedican esto a) el divino Tito Vespasiano Augusto, (hijo de) divino Vespasiano”.

Ese orgulloso reconocimiento del pueblo romano y del Senado hacia las victorias de Tito en sojuzgar a los tercos judíos, resulta especialmente impresionante si consideramos a cuántos otros poderosos adversarios habían conquistado los romanos. Antes de someter a los judíos, los romanos habían conquistado Macedonia, Grecia, Cartago, España, Italia central y del sur, Sicilia, Alemania y Gran Bretaña. Incluso fue esa conquista la que le dio los primeros lauros a la elite romana. Como expresión de ello, el arco está adornado con múltiples figuras de la diosa romana Victoria proclamendo el triunfo.

La base finamente decorada del arco muestra un panel central con la pintura de la Apoteosis de Tito, cuya imagen es transportada hacia el cielo por un águila. Era habitual en esos tiempos que el Senado Romano deificara a sus emperadores luego de morir. En los relieves que están dentro del arco puede verse la procesión triunfal que realmente tuvo lugar cuando Tito retornó después de haber derrotado a Jerusalem y a Masada en el año 72 E.C.

De acuerdo a las obras que se observan en el Foro, se puede apreciar que el conquistador Tito parecía indestructible. Sin embargo, él murió a los 40 años, escasos 11 años después de haber conquistado el sagrado Templo.

El aspecto trágico del Arco de Tito no culminó con el colapso del Imperio Romano a finales del siglo V. En 1555 el papa Paulo IV encerró en un ghetto a los judíos romanos y los forzó a hacer “un juramento de sumisión al papa” debajo del Arco de Tito. Este Arco carga con todo el peso de la ira Di-vina ante Su pueblo y la crueldad de Sus agentes.

Sin embargo, al mirar alrededor del arco, me di cuenta de que esa sórdida historia no era toda la historia. En al actualidad el Arco de Tito es lo que queda del Foro Romano, una ruina total y completa. Descubierto y restaurado en el siglo 19, como fruto de la curiosidad arqueológica, y más recientemente destinada a la atraccón turística, durante 1.500 años, ambos, tanto el Arco de Tito como el Foro Romano, fueron abandonados. El Foro fue empleado como lugar de pastoreo de las vacas y el arco fue incorporado como parte de otras fortificaciones medievales.

Los judíos, en tanto, se reorganizaron y reconstituyeron a si mismos, forjando una auténtica vida judía sin un Templo, sobreviviendo de algún modo sin tener ese grado de sacralidad. Nosotros tuvimos un logro natural al codificar la Mishná y la Guemará - códigos de la Ley construidos a lo largo de generaciones de práctica piadosa- y al reconstruir incontables comunidades. Nuestro trayecto, desde los tiempos de Tito, ha sido arduo sin duda, lleno de tragedias y también de triunfos, pero no podemos negar que vivimos en una generación bendita, con ieshivot que rebalsan de alumnos, con comunidades judías que florecen en todo el mundo y con nuestra nación, reinstalada en nuestra Tierra. Al mirar la Menorá de Oro del Arco, podemos sobreponernos a las amarguras sabiendo que esa misma imagen es el sello de la soberanía y el orgullo del Estado de Israel.

La primera vez que visité el Arco de Tito, hace años atrás, recuerdo haber visto graffitis escritos con tiza sobre los relieves que decían : Am Israel Jai. Así es como yo también sigo entendiendo el significado de este antiguo monumento.


 

La Voz Judía nro. 434

Redacción y Administración: Lavalle 2168 Of. 37 ( C.P. 1051) de 15.30 a 18.00 Hs.
Tel.: 4953-7132 / Telefax.: 4961-0954

Tribuna Judía
Una voz que ahonda en las raices judías

Aparece quincenalmente
Director: Prof. Pedro E. Berim
Diseño y Diagramación: Luminaria Design

Propietario
Unión de Israel en la argentina (U.D.I.)

Registro Nacional de la Propiedad Intelectual #187.257