Miles de conversiones realizadas duranta los últimos años fueron canceladas y anuladas, según lo estableció el Alto Tribunal Rabínico.
A través de un decreto muy duro el Tribunal estableció que todas las conversiones realizadas a través del tribunal especial de conversiones por los rabinos Jaim Drukman y Iosef Avior desde el año 1999 no tienen ninguna validez.
El tema comenzó cuando una mujer conversa se presentó ante el tribunal rabínico de Ashdod pidiendo divorciarse de su esposo –judío de nacimiento. La mujer en cuestión había sido convertida por el rabino Drukman. Mientras se preparaba el expediente, el tribunal prestó atención al tema de cómo había sido hecha la conversión y ciertas particularidades de la misma, y consideró que era inválida.
La mujer fue informada de que a posteriori de su “conversión” ella no había observado Torá y Mitzvot, y que por lo tanto el Beit Din consideraba que su conversión quedaba anulada en forma retroactiva y que se consideraba inexistente. Su matrimonio con un judío carecía de toda validez así como la ceremonia y todo lo demás, por lo que su marido carecía de necesidad de pedir el guet. Al mismo tiempo le aclararon que los hijos nacidos de esa unión no eran considerados judíos.
La mujer no estuvo de acuerdo con la decisión del Beit Din de Ashdod y se dirigió al Tribunal Superior Rabínico de Jerusalem. Los jueces, rabinos Abraham Sherman, Abraham Sheinfeld y Jagai Izrir revisaron los datos de la historia y el decreto del Beit Din de Ashdod conjuntamente con las citas de la Halajá mencionadas allí y dieron su conformidad con la decisión tomada.
Tal decisión afectaría a miles de “conversos” en Israel, dado que todos aquellos que pasaron por una conversión según las reglas seguidas por el rabino Drukman no observan Torá y Mitzvot, por lo cual la mayoría de los goim que se convirtieron dentro de ese marco de “rapidez y facilidad”, no son judíos.
El rabino Drukman declaró en respuesta a lo sucedido que “había que romper ese decreto, dado que quien no escucha a las dos campanas antes de tomar una decisión no puede ser un juez de Israel”. Y agregó: “¿cómo puede hablar así un juez de decenas de talmidei jajamim? ¿un hombre así puede ser un juez de lo que sea? ¡Es muy terrible!”
Y con respecto a la mujer que se divorció dijo el rabino Drukman: “Yo no creo en una persona que la acusa de no cumplir con Torá y Mitzvot; en ningún lugar está escrito en la Halajá que se necesita una policía que se ocupe de vigilar si los conversos cumplen con las Mitzvot. Ellos estudian para hacer la conversión durante diez meses, los maestros los conocen bien; después tienen familias probadamente religiosas y hasta los mismos jueces los controlan. ¿Acaso ese juez estuvo con los conversos en el momento en que hicieron el baño en la mikvá? ¿De dónde sabe él si ellos acataron las Mitzvot?”
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