Entre los variados temas de la parashá de esta semana, encontramos que en el capítulo 5 del libro, la Torá nos habla acerca de la sotá y en el capítulo 6 acerca del nazir.
La Torá nos enseña que si una mujer no se comportaba decentemente respecto de la fidelidad que le debía a su esposo, pero el marido no tenía pruebas suficientes para demostrar que ella cometió un acto de adulterio, sino que sólo tenía pruebas para acusarla a ella de que se comportó de una forma indecente, ella era considerada una sotá (“listot”: desviarse). Él debía llevarla al Templo y allí se llegaría a saber la verdad sobre sus actos de manera milagrosa, es decir: si ella sólo se ocultó con otro hombre sin hacer nada más con él, o si también cometió un pecado con él.
El tema siguiente en la Torá son las leyes del nazir:
“Habló D’os a Moshé diciendo: Habla con los hijos de Israel y diles: Un hombre o una mujer cuando explicite al hacer un voto de nazir (alejado, apartado), para alejarse para D’os. De todo tipo de vino se alejará…” (6:1-3).
Los comentaristas de la Torá explican que la palabra nazir significa alejado o apartado, como aprendemos del versículo 3 de nuestro capítulo, que dice que este hombre deberá alejarse (iazir) del vino así como de cualquier otra bebida alcohólica.
En su comentario a la Torá, Rabenu Bejaié Ben Asher (1263 - 1340) nos muestra que también el profeta Oshea se refirió a las nefastas consecuencias relacionadas con la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas, al reprender a los hijos de Israel por haberse desviado del camino de D’os. El profeta explicó la causa de sus actos diciendo que “la prostitución del vino y el licor tomaron el corazón” de ellos, para desviarlo del camino de D’os (Oshea - Oseas - 4:11).
Sin embargo, a pesar de que formalmente hablando, la Torá solamente le prohibió al nazir el vino (y otras bebidas parecidas), Rabenu Bejaié nos enseña que la Torá no sólo viene a enseñarnos cómo cuidar nuestra salud, sino que el mensaje de la Torá es mucho más amplio y el vino es un ejemplo solamente. Él dice que al nazir - es decir al hombre que desea alejarse de los placeres mundanos - le fue prohibida la ingestión de vino, pues todo el que va detrás del vino, de hecho se encamina en pos de los deseos excesivos, y a pesar de que es natural que el hombre albergue aspiraciones y deseos dentro de él, tener deseos excesivos conlleva a muchos pecados y le provoca a la persona incurrir en grandes errores.
Por otro lado, el nazir debía dejarse crecer el cabello, y explica nuestro autor que el objetivo de esto era provocar su preocupación, ya que a la mayoría de las personas les gusta tener el pelo bien arreglado a través de un bonito corte de pelo, y al ver el nazir que él no podía mejorar su aspecto, esto provocaría su preocupación y su tristeza (en un aspecto positivo de los mismos) para que su corazón sea sumiso en el servicio a D’os. También, a través de esta acción, él aprenderá a cuidarse de los excesos que lo afeaban, así como el pelo largo es un excedente que afea al hombre.
Y es por todo esto que Rabí Abraham Ibn Ezra (1102 - 1167) nos explica que en el versículo que dice: “Un hombre o una mujer cuando explicite al hacer un voto de nazir (alejado, apartado), para alejarse para D’os”, las palabras “ki iaflí” que tradujimos como: “cuando explicite”, deben ser entendidas como: “cuando se separe” (es decir: cuando se separe de la costumbre del resto de las personas), o también siguiendo con esta idea, “iaflí” puede provenir de la palabra “pele” que significa: “algo maravilloso, fuera de lo común”, ya que la mayoría de las personas van en pos de sus deseos en forma desaforada, pero esta persona que decidió por propia voluntad ser nazir se aleja de ellos, y esto es algo que no se ve frecuentemente.
Siguiendo la idea, Rabenu Bejaié agrega que la palabra “nazir” - además de tener la connotación de alejamiento y apartamiento - también proviene de la palabra “corona”, como encontramos más adelante en la Torá: “pues la corona (nézer) de su D’os está sobre su cabeza [del nazir]” (6:7). El nazir es “coronado” porque él es un rey que gobierna sobre sus deseos, contrariamente al resto de los hombres, que son esclavos de ellos.
Pero el nazir será merecedor de toda esta honra sólo si él formuló su voto “para alejarse para D’os”, es decir “leshem shamaim”, como explica el comentarista Rashí (Rabí Shelomó Itzjaki, 1040 - 1105). El nazir solamente será elogiado cuando se aparte del exceso de los placeres mundanos no porque su naturaleza sea ser extremista o porque él no siente ningún placer obteniéndolos, sino porque entiende que ese es su deber por ser una creación de D’os, y su objetivo debe ser servirLo a Él lo mejor posible.
Ahora podemos comprender mejor la profundidad de las palabras del Talmud citadas también por Rashí en su comentario a la Parashá:
“Rabí dice: ¿Por qué fueron juntadas la parashá de la sotá y la parashá del nazir? Para enseñarte que todo aquel que ve a una sotá en su vergüenza debe alejarse del vino” (Sotá 2a).
La mujer sotá es el prototipo de quien se deja llevar por sus deseos, mas el nazir es quien los controla más que el resto de las personas; y es aparentemente ilógico que estos dos temas aparezcan seguidos en la Torá, ya que estas dos formas de ser representan una antítesis.
Es por eso que Rabí nos enseña que la razón que tuvo D’os para escribir en Su Sagrada Torá estos dos temas en forma seguida, es para enseñarte que no debes dejarte estar. Debes salir de tu letargo y elevarte hacia el mundo de la espiritualidad y las buenas cualidades, dejando atrás el materialismo y todo lo que se relaciona con él.
Algo más nos dice Rabí. Debemos aprender de los errores de los demás para mejorar y de esta manera no necesitaremos equivocarnos nosotros mismos para aprender la moraleja. Es incorrecto pensar que lo que le ocurre al otro no tiene nada que ver con nuestras propias vidas, porque si D’os quiso que yo vea lo que le ocurre al otro, sin ningún lugar a dudas, yo tengo algo para aprender de su situación. Es por eso que si alguien “ve a una sotá en su vergüenza, debe alejarse del vino”.
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