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En el Salón Auditorio de Pasteur 633 las autoridades de la AMIA el entregaron el pasado 22 de mayo, en forma conjunta, a la Fundación Memoria del Holocausto y a Sherit Hapleita (Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi) el Premio AMIA ’08 al Desarrollo Comunitario, en mérito al trabajo, el esfuerzo y el compromiso por mantener viva la memoria de la Shoá.
Conducido por el Director Ejecutivo de la Amia, doctor Daniel Pomerantaz, el primer orador del acto fue el profesor Yehuda Krell, quien se refirió a la importancia de mantener viva la memoria de la Shoá y la obligación de que su enseñanza forme parte de los programas de estudios en Argentina.
A continuación el presidente de la AMIA, Luis Grynwald, explicó los motivos de la entrega del Premio a estas dos instituciones diciendo “La AMIA, comunidad judía de Buenos Aires, ha instituido hace cuatro años la entrega de un premio anual para expresar su reconocimiento a personas e instituciones. Hoy hemos priorizado para recibir este galardón a dos entidades que representan un mismo objetivo indeclinable: el mantener viva la memoria de la Shoá a través de las generaciones”.
Al finalizar la alocución del presidente de la AMIA, los vicepresidente de la institución, José Kestelman y José Adaszko, entregaron el Premio Amia 2008 a los presidentes de la Fundación Memoria del Holocausto y Sherit Hapleita, Mario Feferbaun y León Grzmot respectivamente, quienes agradecieron la distinción recibida.
León Grzmot afirmó “Hermanos, hermanas, Javerim, la institución de Sherit Hapleita esta agradecida a la AMIA, su comisión y su presidente Luis Grynwald por el reconocimiento de nuestra actuación en transmitir, concienciar la memoria de la Shoá dentro de nuestra colectividad. Estamos haciendo las máximas cantidad de esfuerzos conjunta mente con nuestro Presidente Honorario José Moskovicz, nuestra comisión apoyados por Generaciones de la Shoá, que nuclea a sobrevivientes, además a hijos y nietos de sobrevivientes, cada vez con mayor cantidad, de transmitir la memoria, que es una importante enseñanza, para que nunca más”, para referirse luego al Museo de la Shoá, solicitando “Que se forme un consejo mayor constituido por instituciones que trabajen por la memoria de la Shoá, encabezada por la DAIA para que terminemos el Museo (…) pues va a ser un importante factor de enseñanza de la Shoá para quinientos millones de hispano parlantes contra el antisemitismo”.
Por su parte Mario Feferbaum manifestó “Estimados amigos quiero compartir con ustedes algunas reflexiones. El Museo está involucrado en instalar en la educación común la temática de lo que fue la Shoá y la vivencia que tuvo en la Argentina, en esos tiempos y en la comunidad judía. No es casual que los contenidos educativos nada digan. En nuestra cultura no existe la presencia judía hasta los que llamamos los primeros tiempos de la colonización. Hubo judíos en América a partir del mismo momento del descubrimiento. Trabajamos duramente y una manera de rendir cuentas es tener presente que miles de alumnos concurren al Museo, donde se les transmite lo que fue. También damos ciclos de cine, conferencias y hoy estamos firmando acuerdos con universidades para que está temática sea natural y normal. Nos llama poderosamente la atención la ignorancia que tienen y el asombro que tienen los que concurren al Museo. Es como si lo que pasó, a nosotros, a la humanidad en tiempos pretéritos fuera una sorpresa. Esto no es una cosa liviana, esto se está refiriendo a una política de estado. Es obligación del Estado introducir esta temática para que no parezca una cosa liviana. El que tiene que educar al educador es el Estado, nosotros que lo estamos haciendo, estamos supliendo con energía un deber que no es nuestro y esto hay que ponerlo sobre la mesa. La Argentina firmó un tratado internacional, con los países del primer mundo para que está temática sea obligatoriamente introducido en la educación. Estamos a ocho años y todavía estamos peleando está temática. Concurrimos a la Task Force, que es el organismo que teóricamente controla y que refinadamente va proveyendo a los países del primer mundo que lo integran y es declamatorio. (…) Ocultar esta cosa siniestra es exponerse a que vuelva a suceder. Es como para reflexionar el grado de hipocresía que reina en está temática. Hoy contamos con que algunos medios se involucran, pero no nos engañemos, los que ponemos el hombro somos nosotros. Los que se hacen los distraídos, los que deberían involucrarse miran para otro lado. Yo con esto no quiero angustiar a los amigos que nos están escuchando y sobrevientes que han peleado duramente revolviendo un pasado muy doloroso”.
El acto culminó con la actuación de un conjunto de música judía
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