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Los hombres que habitualmente toman aspirinas parecen ser menos propensos a desarrollar cáncer colo-rectal, de acuerdo a los resultados de una nueva investigación. Sin embargo, para ello es necesario que la dosis de aspirina sea mayor que la recomendada habitualmente para la salud cardíaca, y sea ingerida durante al menos seis años.
“Los datos sobre los riesgos de contraer cáncer colo-rectal de acuerdo a la dosis, duración y continuidad de la terapia basada en aspirinas son limitados”, de acuerdo con lo publicado por el Dr. Andrew Chan, del Massachusetts General Hospital, de Boston, y colegas, en la revista médica “Gastroenterología”.
El equipo de investigadores reunió información acerca del uso de aspirina y factores de riesgo de cáncer haciendo un relevamiento cada dos años de una población de 47.000 hombres, entre 40 y 87 años de edad, desde 1986.
Durante 18 meses se hizo un seguimiento de 975 casos de cáncer colo-rectal. Al cabo de ese tiempo, los hombres que declararon haber tomado aspirinas con regularidad (al menos dos veces por semana) tuvieron un 21 % menos de riesgo de desarrollar cáncer colo-rectal comparado con hombres que no usaban regularmente aspirinas.
Sin embargo, los que habían estado tomando aspirinas regularmente durante cinco o menos años, no evidenciaban gran diferencia en cuanto al cáncer colo-rectal. De igual modo, luego de dejar de tomar aspirinas, la reducción en el riesgo cesaba cuatro años más tarde.
El beneficio asociado con el uso de aspirina estaba relacionado con la dosis de aspirina ingerida. Los hombres que tomaron el equivalente de hasta una tableta y media –tamaño standard-, es decir, 325 miligramos de aspirina por semana, no mostraron un descenso significativo del riesgo de cáncer colo-rectal, según informaron los investigadores.
Por otra parte, aquellos que habían tomado entre 6 y 14 tabletas de aspirina tamaño standard por semana, tuvieron una reducción del 28% en el riesgo de contraer cáncer colo-rectal, y quienes tomaron más de 14 tabletas por semana, tuvieron hasta un 70% de reducción.
El paso siguiente, según los investigadores, debería ser investigar los riesgos potenciales y los beneficios conjuntamente con la dosis óptima que debería tomarse.
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