Una exposición realizada en el museo Léopold de Viena suscitó una viva polémica. Las colecciones expuestas, atribuidas al pintor tirolés Blanco Egger-Lienz, incluirían una docena de obras de arte robadas por los nazis a familias judías austríacas. Entre esas telas figura, en particular, un cuadro de gran valor, robado al arquitecto judío Oskar Neumann antes de serle obsequiado a Adolf Hitler para su cumpleaños en 1939. “Esta exposición es la mayor presentación de obras de arte robadas a Austria de todos los tiempos” denunció el partido Verde austríaco, antes de reclamar la restitución de las obras a sus beneficiarios. El Presidente de la comunidad judía de Austria, Ariel Muzikant, exigió por su parte el cierre inmediato del museo Léopold hasta tanto acate la ley que se refiere a la restitución de los bienes expoliados a los judíos. El director del museo, Rudolf Léopold, que se jacta de ser “el mayor coleccionista austríaco del siglo XX”, negó haber actuado deliberadamente en la compra de obras de arte robadas, llegando hasta a acusar a los propietarios legítimos de estas telas “que solamente pretenden obtener dinero”. Del lado de las autoridades austríacas, el Ministerio de Cultura reconoció “el deber moral de la República” de velar por la restitución de las obras robadas a raíz de la anexión de Austria por la Alemania nazi (el Anschluss), el 12 de marzo de 1938. Recuerdan que esta anexión había sido seguida de un saqueo sistemático de los bienes de los ciudadanos judíos de Austria. Un gran número de obras de arte expoliadas por los nazis fueron después encontradas en colecciones públicas austríacas.
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