El pueblo judío es sin duda una gran familia, sin embargo resulta difícil imaginar qué conexión puede haber entre una anciana dama de Morristown, en Nueva Jersey, y la pequeña comunidad de Nicaragua. La respuesta es: la Torá, que es la que une a todos los judíos.
Hasta hace poco, la diminuta comunidad judía de Managua, Nicaragua, carecía de sinagoga, de rabino, y tampoco tenía un Sefer Torá. Pero recientemente, gracias a la donación de Jana Sorhagen, de 90 años, quien reside en Morristown, Nueva Jersey, la comunidad celebró la recepción de su primer Sefer Torá en casi tres décadas.
Nicaragua nunca contó con una comunidad judía numerosa, pero luego de la Revolución Sandinista de 1979, los pocos judíos que había empezaron a sentirse incómodos. Israel había apoyado el derrocado régimen de Somoza, por lo tanto los sandinistas reaccionaron cortando vínculos con Israel y reconociendo a la OLP. Los judíos nicaragüenses también fueron castigados: gran parte de sus propiedades, incluyendo la sinagoga, fueron confiscados. En su mayoría, abandonaron el país estableciéndose en Miami o Costa Rica.
Con la caída de los sandinistas en 1990, los judíos, lentamente comenzaron a regresar, y aunque el régimen sandinista retornó con el gobierno del Presidente Daniel Ortega en 2007, pareciera que el mismo suavizó algunos de sus rasgos revolucionarios bajo la promesa del presidente de “amor y reconciliación”, algo muy necesitado en un país de casi seis millones de ciudadanos que durante décadas vivieron bajo dictaduras, guerras y pobreza.
Actualmente, se estima que viven 60 judíos en el país que se ocupan de traer comida Kasher y de preparar los servicios religiosos en las festividades. Ellos realizan los servicios diarios en hogares particulares por carecer de una sinagoga. Ahora, tras haber recibido el regalo del Sefer Torá, la comunidad está viendo la posibilidad de construir una sinagoga para albergarlo. “Este será un renacimiento del judaísmo en Nicaragua”, afirma el Rabino Hirsh Spalter de Costa Rica, quien preside las festividades dado que Nicaragua carece de rabino propio.
|
|
|