La Voz Judía


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Dr. Gilbert Lewi z’l

Al cumplirse un año del fallecimiento de l Dr. Gilbert Lewi z’l, uno de los askanim más relevantes de nuestra comunidad en las últimas dos décadas, LA VOZ JUDÍA lo recuerda y rinde homenaje a su memoria.
Hijo de pleitim, sobrevivientes de la Shoá, el doctor Gilbert Lewi z’l nació en Francia donde sus padres comenzaban a reconstruir sus vidas luego de los aciagos años del nazismo. Llegó al país siendo un niño, cuando sus padres decidieron radicarse acá. Recibió una educación judía y desde muy joven fue un activo miembro de la Sociedad Hebraica Argentina, institución de la que primero fue su Tesorero y desde fines de 1994 su presidente, por el término de seis años.
La asistencia de los niños y jóvenes judíos a las escuelas comunitarias fue una de sus grandes preocupaciones como dirigente, y esto lo hizo integrarse a la Fundación Tzedaká, de la que fue durante unos años su Vicepresidente, a principios de los ’90 del siglo pasado que en esos años brindaba ayuda social puntual y colaboraba económicamente con las escuelas otorgando subsidios destinados a becar a los alumnos cuyos padres no podían abonar la totalidad de los aranceles.
Junto a otros hijos de sobrevivientes de la Shoá, a fines de los años ’80 comenzaron a buscar un marco que mantuviera la memoria de lo ocurrido durante el nazismo como manera de evitar su repetición, pero a la vez sirviera como un frente de lucha contra el racismo, la xenofobia, el antisemitismo y cualquier tipo de discriminación. Esta tarea se cristalizó en la constitución de la Fundación Memoria, institución que presidido desde su fundación, en 1992, hasta 1994 y en el 2002, luego de la crisis económica que afecto al país a partir de fines del 2001, por un solo periodo luego del cual se retiró, después de haber acercado a la misma a un grupo de personas que asumieron la responsabilidad de dirigirla.
A la vez fue un activo propulsor de “Marcha por la Vida”, el programa educativo que anualmente lleva a judíos a Polonia, a conocer los campos de la muerte.
Siendo todavía presidente de la Sociedad Hebraica Argentina, fue invitado por las autoridades mundiales del Karen Kayemet Leisrael a presidir la institución que los representa en Argentina, cargo que - luego de varias reelecciones - ocupaba al momento de su fallecimiento.
A inicios del presente siglo, cuando la crisis económica que asolaba al país se hacía sentir en las instituciones judías, que además habían sido fuertemente golpeadas por la caída de los Bancos Patricios y Mayo, se planteó que podría ser útil a la comunidad desde la presidencia de la AMIA, con una condición: ser elegido por el consenso de todos los factores ideológicos que participan de la vida política interna de la Kehila de Buenos Aires y elegir a los dirigentes que ocuparían los principales cargos en la Comisión Directiva. Un importante grupo de azkanim estuvo de acuerdo y lo acompañaron en el intento, pero no pudo ser. El factor ideológico mayoritario en aquel entonces, Avodá, se opuso debido a que no era uno de sus miembros, ofreciéndole que lo apoyarían si firmaba la ficha de Adhesión. Gilbert Lewi z’l consideró éticamente inaceptable esa propuesta y dio un paso al costado.
A fines del 2003 debía renovarse la conducción de la DAIA, y desde principios de ese año su nombre comenzó a ser mencionado como uno de los candidatos a ocupar la presidencia, cosa que pasado algunos meses aceptó, iniciando una amplia campaña para explicar a las comisiones directivas de las instituciones adheridas cuales eran sus propuestas, a la vez que fue más pragmático, estableció acuerdos con algunos factores ideológicos e instituciones, apoyando a los dirigentes que proponían para los principales puestos del Consejo Directivo. Triunfante en la elección, asumió a fines de noviembre y pocos meses después, en los días previos a Pesaj, los médicos le diagnosticaron una grave enfermedad, obligándolo a pedir licencia, que casi un año después se convirtió en renuncia pues según sus palabras existían diferencias entre su enfoque de la realidad y el resto de la Comisión Directiva, que consideraba insalvables.
Durante tres años, con el apoyo de su familia y amigos íntimos, luchó contra su mal a la vez que siguió interesado en el acontecer comunitario, presidiendo el Keren Kayemet Leisrael local y colaborando con otras instituciones.
Pero Gilbert Lewi era mucho más que un político comunitario, su “idishkait” lo hacía involucrarse en cada proyecto que tuviera que ver con el judaísmo. Las puertas de su oficina siempre estuvieron abiertas para aquellos que necesitaban una ayuda para organizar una actividad o conseguir que un joven pueda participar de un programa de estudios o perfeccionamiento, viajando a Israel o tenían problemas económicos acuciantes, por ejemplo.
Pues como bien decía la nota necrológica publicada en el diario La Nación del 28 de marzo del año pasado, el doctor Gilbert Lewi z’l “Era un hombre de iniciativa, que ponía ilusión en sus proyectos y que supo ganarse muchos afectos”.
LA VOZ JUDÍA, un medio comunitario que siguió permanentemente el accionar de Gilbert Lewi en las diversas instituciones en las que actuó, considera que toda esa iniciativa e ilusión que ponía en cada proyecto en los que se involucraba era consecuencia su “idishkait” y de haber formado una familia que lo apoyaba.

 

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